AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

Si La Liga quiere promocionar su producto en los países orientales, con partidos como el perpetrado hoy por Alavés y Cádiz, lo lleva complicado. Y hasta ahí, nuestro análisis de lo que implica a los espectadores neutrales. Porque para nosotros, damos por bueno esos 90 minutos de sopor si al final sacamos este punto que en el escenario que era, contra el rival que era, y a las alturas de temporada que era, nos puede dar media permanencia.

El partido olía a 0-0 a kilómetros, y lo cierto es que ambos conjuntos solo fueron capaces de tirar a puerta desde el punto de penalti. De otra forma, lo iban a tener complicado, demostrando ambos porque se mueven en los terrenos de salvar el pellejo, sitio que por otro lado, es el que les corresponde.

El resultado inicial solo se podía romper como se hizo, de pena máxima. Porque el partido era malo de solemnidad y los porteros estaban de meros espectadores (bueno, que Ledesma, justo antes del penalti local, nos quiso dar uno de esos sustos que nos da siempre, por si estábamos durmiéndonos). Salvi vio como el balón le golpeaba en el brazo impidiendo al delantero babazorro. No había discusión. Joselu aprovechaba el regalo y cuero a la jaula, 1-0.

Al Cádiz le sentó bien el gol, paradójicamente, y se fue arriba a buscar el empate. Pero como ya hemos mencionado, los argumentos ofensivos brillaban por su ausencia. Se fueron ambos equipos al descanso, volvieron del mismo, pero la vida seguía igual. Es verdad que se percibía que el Alavés estaba demasiado aculado en su área (lo que tantas veces hemos temido en nuestro equipo), y que en cualqueir acción puntual se podía generar peligro.

Así ocurrió en el minuto 82 cuando en un balón colgado, un defensa alavesista sacaba demasiado el codo y golpeaba a Cala dentro del área. Es penalti era discutible desde luego, pero se podía pitar también. Para colmo, le costó una segunda amarilla al zaguero, lo que sí era excesivo.

Alex Fernández nos puso el corazón en un puño pero ejecutó el lanzamiento de forma magistral. El arquero, por mucho que adivinó el sitio y se estiró, jamás podía alcanzar aquel balón. Un gol que todos intuíamos, podía valer media permanencia.

Permanencia que, lo mismo nos aventuramos mucho, podía casi haberse asegurado si el bueno de Malbasic hubiera aprovechado el excelente pase que le dio Jonsson. El Alavés estaba con uno menos y solo podía perder el partido. Pero el balcánico demostró una vez más no solo que no tiene nivel para Primera, sino que probablemente, ya no es un futbolista profesional. La "definición" del remate, sin oposición ninguna, puede ser la peor que veamos en esta liga. Que llevemos los puntos que llevamos con esta plantilla es un milagro y como tal tenemos que recordarlo cada día.

El Cádiz encara la recta final de la liga con muy buen color. Tanto que hasta Cervera se permite empezar a hacer cálculos para mantenernos. Ojalá le salgan.

Foto: cadizcf.com