03 de febrero de 2023
Ficha en la web:
Por si alguien se había relajado o había echado las campanas al vuelo. El Cádiz mostró sus mayores bajezas en defensa, sus vergüenzas expuestas a la vista de todos, y demostró que comete errores que en el fútbol de máxima élite no se perdonan y que cuestan descensos, zona de la tabla en la que seguiremos otra semana más.
No aprovechó el Cádiz un ambiente más frío de lo normal en San Mamés, ni que el equipo rival pudiera tener media vista puesta en el partido de Copa que tiene en la semana entrante. No. Más al contrario, los amarillos no supieron aguantar los minutos iniciales de arreón, y ya a los diez minutos, perdían por 1-0, tras el primero de los errores defensivos. Faltó contundencia a la hora de sacar el balón y Sancet (al que hicimos interncional) tiene tiempo de fusilar por la escuadra a Ledesma.
Primer pecado capital cometido, no dejar que el tiempo vaya agobiando al rival. La única buena noticia la vimos tras conceder este primer tanto. Y es que el Cádiz ahí se echó encima el partido y le comió el terreno completamente al Athletic, al que bailó por momentos, mientras el público silbaba. Rayando en la excelencia por momentos, las brillantes combinaciones de los de Sergio González fueron avisando de lo que habría de llegar en el minuto 25, en el que Ocampo se inventó un regate de fantasía para servir el tanto del empate en bandeja a Escalante.
Cuando mejor lo estaba haciendo el conjunto visitante, ellos solitos tiraron todo por la borda y como los malos padres de familia, se gastaron en el casino todo lo ganado trabajando. Como si fueran virtuosos del balón, primero Bongonda se lía encerrándose solo, la termina de liar quedándose clavado para romper el fuera de juego, y luego Momo lo redondea con un despeje lamentable. Ante tanto regalo, los vascos no tienen más remedio que fusilar a puerta. Hoy sí nos merecíamos el cántido de "chirigota, chirigota".
Como reconocía luego en rueda de prensa el técnico cadista, este tanto hizo un daño terrible al ánimo de los andaluces, viendo como de la forma más tonta arruinaban el inmenso esfuerzo que había costado nivelar el encuentro. A partir de ahí, el Cádiz fue un juguete en maanos de los vizcaínos, y así llegó el tercero. Falta tonta y evitable en el borde del área, y remate a placer de Yerai al fondo de la red. Si no hubiera sido él, hubieran sido los otros dos que esperaban también sin marca. Deshechos el Cádiz por completo, lo mejor que le podía pasar era que llegara el descanso.
Tras el mismo, quiso la divina providencia que tuvieran los amarillos otra oportunidad. Una expulsión muy rigurosa de Yuri faltando casi toda el segundo acto, podía traer dudas a los bilbainos. Nada, ni por esas. El Cádiz movió fichas para intentar apretar, pero la herida ya estaba abierta. Tanto fue así que si bien los nuestros eran los que tenían el balón, los que de verdad llegaban, pese a tener uno menos, eran ellos. Después de un par de ocasiones clarísimas, finalmente sería, otra vez Sancet (primer hat-trick de esta liga, parecemos la chirigota de los desgracitos) el que pillaría a la contra a los cadistas. Ver para creer. Qué debilidad defensiva.
Ahí se acababa la historia de este triste partido que nos vuelve a poner en nuestra realidad y nos entierra una jornada más en la zona de descenso. Aquí va a haber que sufrir hasta el último día y seguir rezando una semana más.
Foto: cadizcf.com