Tremendo disparo en el pie que se ha dado hoy el Cádiz, cosechando una derrota en casa que todavía cuesta digerir, enfrentándose a un equipo plagado de suplentes, pensando como está en el partido más importante de toda su historia. Los amarillos pusieron mucha actitud, pero le faltó toneladas de calidad para aprovechar esa circunstancia, y ahora se ve con sus perseguidores otra vez pegados a su cola.
En los primeros compases ya se vio lo que iba a ser lo que iba a ocurrir sobre el césped. Centro de Iza desde la derecha que Chris Ramos, completamente solo en el punto de penalti, no acierta a conectar, para que luego Sobrino recogiera el rechace, que, sin oposición, estrella contra el portero. Luis Hernández y Chust tampoco acertaban a rematar sus ocasiones en los minutos siguientes.
En una tarde que sería aciaga, los problemas se acumularían también en forma de lesiones. Chust, que se ha tirado media temporada esperando volver al equipo, se lesionaba a la media hora en su primer partido titular en meses. Se respuso el Cádiz con una ocasión clarísima de Roger, pero el delantero, después de fabricarse el espacio con mucha calidad, dio demasiado efecto al balón.
El Osasuna no se quedaba atrás en marrar ocasiones, perdonando en dos clarísimas llegadas a Ledesma justo antes del descanso. Para responder a la cortesía, Chris Ramos devolvió el favor con otros dos remates fallidos segundos antes del pitido que marcaba el camino a los vestuarios.
Nada más empezar la segunda parte, el rosario de desgracias continúa. Es ahora Roger el que tiene que irse al banquillo por lesión. Sus lágrimas no anticipan nada bueno. Sin tiempo para digerir este golpe, dos oportunidades de gol de nuevo falladas, una por cada equipo: Ledesma salva al Cádiz en una salida milagrosa, mientras que en el otro área Sergi Guardiola recoge un rechace fallido de un contrario para dejarse luego comer la tostada cuando encaraba solo al meta rojillo.
Hasta que por fin, alguien acierta a rematar. Hasta tres fallos en cadena de la zaga local permiten a Rubén García recoger un balón en la frontal, y con un mísil, batir a Ledesma que no llega al palo. Se empieza a oler a desgracia en el Mirandilla.
El arrebato de los locales (tres cambios del entrenador incluido) no tuvieron recompensa, ni siquiera para conseguir al menos un punto como mal menor. Ni por el hecho de jugar algunos minutos con uno más por la absurda expulsión del osasunista Abde, pudo el Cádiz hacer su tanto. Es más, el que más cerca lo tuvo fue Moncayola, que aprovechó el regalo que le hacía Iza. Pero el pamplonica, tras plantarse solo ante Ledesma, se encuentra con un inmenso arquero que salva la situación.
Al final, un resultado nefasto que lo será más aún mañana cuando se den los enfrentamientos directos entre equipos de la zona baja: algunos van a sumar por narices. Inexplicable derrota que da al traste con lo conseguido en las últimas jornadas y que nos vuelve a poner al borde del precipicio.
Foto: Diario de Cádiz