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Ocasión perdida para hacer historia

01 de octubre de 2023

Ficha en la web:
Atl. Madrid - Cádiz (2023-2024)

Pocas veces va a tener tan a mano el Cádiz la ocasión de dar el campanazo de pintarle la cara a todo un Atlético en su propio campo. Lo tuvo hoy el cuadro amarillo (que vestía de verde) pero sus múltiples y groseros errores defensivos le privaron de hacer la machada y llevarse una histórica victoria del estadio Metropolitano (o un empate como mal menor).

Como cabía esperar, el racimo de cambios introducidos por Sergio González, tanto en los nombres como en el dibujo, dio paso a una confusión inicial que por poco no deja el partido finiquitado en los primeros cinco minutos, en los que los palos, Ledesma, los astros...se alinearon todos para que los colchoneros no se adelantaran ya con uno o dos goles de ventajas.

Pero el fútbol, otra vez caprichoso e inexplicable (y por eso es el deporte rey), se niega a seguir cualquier lógica, y permite que el Cádiz, en sus dos únicos disparos a puerta, le moje la oreja a Oblak. Con una fuerte presión arriba, ausente de complejos, liderada por Chris Ramos, los visitantes se las apañan para robar en campo contrario para que el gaditano centrara al área justo en el sitio al que no llega el portero pero no el delantero. Lucas Pires, que realizó un sensacional encuentro, llega desde atrás para anotar su primer gol.

Y pasados los minutos, la jugada más vieja del fútbol, saque larguísimo de Ledesma, el central local que no despeja bien y viene Roger que con una clase tremenda, supera al arquero eslovento por arriba. Nadie se lo cree, pero el Cádiz se ha puesto por delante nada menos que 0-2.

A partir de aquí, los cadistas cometen todos los errores posibles para favorecer la remontada local. Permiten que enseguida, a los cuatro minutos, recorten distancias, animando a los atléticos, en lugar de sumirlos en el nerviosismo si se alargaba el tiempo con dos goles que remontar. Primero Fali que no sabe romper el fuera de juego, y luego Meré fatal posicionado deja a Correa, el más pequeñito, que remate de cabeza el 1-2. Se da la vuelta a la tortilla por completo.

Sigue los infortunios con la lesión de Fali, que rompe aún más el equilibrio en la zaga, pues entraba Momo, que aún no se había estrenado en esta campaña, y que dejó muestras de una lentitud esperable ante la falta de minutos de competición.
Sergio, confundido u obligado, no sabemos, hace dos cambios más en el descanso, y por desgracia, se nota.

Más errores: dejar que el rival marque nada más empezar la segunda parte. Otro subidón de adrenalina para un rival que es mil veces superior a ti en todos los aspectos. Enésimo error a la espalda de la defensa, y tras varios rechaces, Nahuel Molina fusila a portería. Se abre así el peor periodo en el partido para los intereses cadistas, con una escuadra embotellada achicando agua por todas partes. Las ocasiones se suceden por doquier y es un milagro que no llegue el tercero.

No es hasta el minuto 57 que no pasa de la medular (casi 15 minutos en tu área, es un mundo) el combinado amarillo, que vuelve a reivindicarse con un cabezazo de Chris Ramos (a centro de Pires, el mejor de los visitantes) que obliga a Oblak a ceder un corner. Algo es algo.

Pero la realidad se impone con crudeza. Tercer error. El Cádiz intenta estirarse arriba y se encuentra con una contra endiablada de los de Simeone, otra vez con errores defensivos imperdonables: Meré se cruza todo el campo para que toda la defensa se vaya donde está el balón, dejando la banda izquierda del ataque rojiblanco totalmente desguarecida, y entre varios pases cortos a placer, dejar solo a Correa para que vuelva a ejecutar a Ledesma. Porca miseria.

Con el marcador ahora a su favor después de haber tenido que remar desde muy atrás, el Atlético baja una marcha en el partido, pero al Cádiz eso no le vale. Sigue presionando y creyendo pero ya queda menos gasolina en el tanque, y no hay la precisión necesaria (dolorosamente representado por Sobrino) que requiere poner en apuros a un contrario de esta entidad. Le pusieron los nuestros toda la voluntad pero aquello solo valió para que el Atlético solo fabricara otra ocasión más, en este caso de Griezmann, que se encontró con la parada de la noche, de quien si no, de Ledesma. Las ocasiones locales que llegaban, eran siempre por errores y concesiones nuestras, que ya por sus méritos.

Al final, se impuso la lógica, pero queda el sabor tremendamente agridulce de haberse dejado una de las mejores oportunidades de hacer algo grande en Madrid.

Foto: cadizcf.com