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Que se acabe esto cuanto antes

18 de febrero de 2024

Ficha en la web:
Osasuna - Cádiz (2023-2024)

El Cádiz continúa cada semana confirmando el acto de defunción que firmó cuando en el primer jornal de este año, se arrastró de forma indigna en el campo del Granada, antepenúltimo y que llevaba casi tanto tiempo como nosotros sin ganar. Desde entonces, todo es una caída libre sin fin, en la que solo queda ya saber cuando se certificará de forma oficial el descenso a Segunda. Habrá gente que ya lo esté procesando y otros que se resisten a ver la realidad porque el Barcelona marca de penalti en el descuento de su partido en Balaídos, pero este destino está ya escrito.

Y es que ver jugar al Cádiz y luego ver al rival gallego (el único al que podemos ya, de forma realista, alcanzar en la clasificación) es como ver el día y la noche. Un vivo y un muerto. Un catarata y un caño casi sin agua. El Cádiz ha cambiado ya de entrenador, y este, en cuatro partidos, ha cambiado ya de sistema y de once inicial, pero por más teclas que se toquen, la música no sale por ningún lado.
Pellegrino salió hoy con una alineación inicial que fue imposible de descifrar hasta que pasados unos minutos vimos la disposición en el campo. Ni siquiera La Liga lo tenía claro cuando mostraba la infografía al inicio del choque, en la que por ejemplo, colocó a Fali de mediocentro. De repente ya no veíamos ni a Iza ni a Iván Alejo, pero teníamos a Meré como lateral derecho, a Zaldua más arriba, Juanmi de titular pero sin saber exactamente su sitio...

Y mira que en la primera parte, el enésimo mejungue terminó dando una pócima que por lo menos, olía a nuevo. Con un Robert Navarro que es el único que ahora mismo brilla y muestra algo distinto, el Cádiz plantó cara al Osasuna, al que le mantuvo incómodo en casi todo el primer acto, sin que el cuadro rojillo, por más que jugara en casa y con los suyos, se pudiera acomodar y hacer su juego. Los amarillos mordían arriba con celo y rabia, e impedían así que los locales salieran con criterio.

Comandados por el jugador de la Real a préstamo, los visitantes eran los que disfrutaban de las mejores ocasiones. Pero claro, si no tienes calidad para definir, es imposible. El cabezazo de Fali, totalmente solo, manso a las manos del portero, el no cabezazo de Meré (menudo partido el suyo) cuando tampoco tenía oposición, pero sobre todo, el mano a mano de Chris Ramos, tras ser asistido por Navarro en una jugada antológica de éste, en el que el delantero gaditano volvió a ser incapaz de definir con la zurda (y van varias veces ya esta campaña) fueron el enésimo epitafio escrito en la tumba de este Cádiz que es incapaz de perforar la red rival. Si ni siquiera lo hace gozando de esas oportunidades tan clarmorosas, es imposible prever cuando lo hará. No marcar es como no comer, se puede malvivir un tiempo, pero al final, es imposible crecer, hacerse fuerte y plantar cara.

Con este panorama, llegaba la segunda parte, en la que el Cádiz siempre se cae. Ante Osasuna, su peor bestia negra en Primera. Después de marcar un gol en siete partidos. Después de 20 jornadas sin ganar. No era difícil adivinar lo que iba a ocurrir. Y pasó lo que tenía que pasar. Que tras marrar Chust el enésimo cabezazo, los patazos defensivos de Meré y sus compañeros en la primera mitad (su incapacidad para siquiera seguir a Mojica en la mejor jugada navarra cuando apenas llevábamos diez minutos de partido fue sonrojante) tuvieron continuidad cuando tras centro por banda derecha (sin oposición) llega a la cabeza de Budimir, que se merienda a un desnortado Fali (épicas fueron sus péridas de balón en salida en la primera parte, metiéndose donde no sabe) para acribillar a Ledesma de tremendo testarazo.

Y fin del show. Hasta el más irredento optimista sabía que nada bueno iba a pasar de ahí al final del choque. Menos aún cuando los supuestos revulsivos del equipo caen en los nombres de Maxi Gómez y Darwin Machis. La temporada que están realizando los dos, de las más absoluta indolencia y total irrelevancia, resulta insultante. Cualquier crío del Mirandilla (si es que queda alguno de Cádiz o la provincia por ahí) le pondría, al menos, algo más de pasión sabiendo que está jugando por los suyos. Alguien tendrá que decir algún día muy alto que es inaceptable el comportamiento de un buen número de los integrantes de esta plantilla que, eso sí, reciben luego su generosa paga puntualmente.

De ahí en adelante, lo que quedó por ver fue de una desolación máxima. Un equipo incapaz ya de pasar del centro del campo, completamente perdido y que era inofensivo hasta la desesperación. La viva imagen de la pena y la lástima, de arrastrarse literalmente por el campo, y por ende, al escudo. Menuda papeleta para los cadistas en las gradas, rodeados de felices osasunistas que subieron a Primera solo un año antes que el Cádiz, y que ven como su equipo, que hace dos días llegó de Arabia de jugar la Supercopa tras su subcampeonato el año pasado en la Copa, no bajan de mitad de tabla cada año e incluso sueñan con Europa. El Cádiz por su parte, ha vivido en el límite todo este tiempo y da ahora con sus huesos en Segunda, desperdiciando el año que más barata va a estar la permanencia en una década por lo menos. Tirando por la borda una oportunidad que a saber cuando se vuelve a tener. Que le pregunten si no a zaragocistas, racinguistas, sportinguistas, oviedistas, y tanto más (nos han salido todos del norte, pero igual nos podemos ir a Málaga, Córdoba o Murcia).

Por cierto, Budimir terminó por hacer el 2-0 que antes había salvado de forma milagrosa Ledesma en un mano a mano contra Ibáñez. Para aquellos que todavía piensens que estamos hablando de un problema deportivo.

Foto: cadizcf.com