El Cádiz se agarra a sus escasas opciones de permanencia tirando de corazón (porque calidad y cabeza hay pocas, como todo el año) y sale de la jornada en la mejor situación posible, que es a cinco puntos del Celta, que vuelve a ser el equipo a alcanzar. Pudo haber sido mejor, pero el Mallorca también hizo sus deberes. Los amarillos sumaron una nueva victoria, tras imponerse por 1-0 al Getafe en dos partes totalmente diferenciadas. El ambiente sin embargo del estadio al acabar el duelo era casi más de cabreo que aún duraba, que de un subidón de fe.
El triunfo cadista se cimentó en una primera parte de muchísimo esfuerzo y presión asfixiante que hizo que se jugara todo el rato en campo del Getafe. Con esta intensidad en otros duelos, el Cádiz sin duda llevaría hoy más puntos. Quitando la ocasión (muy clara eso sí) de Mata en el minuto 15, el primer acto fue un monólogo en exclusiva de los locales, que no dejaban a los madrileños casi salir de su área. Roger muy activo en la presión, Chris Ramos ofreciéndose como alternativa en balones largos, los laterales Zaldua y Hernández subiendo bien, Alcaraz como dueño y señor de la medular y un Robert Navarro como siempre haciendo diabluras, eran los principales argumentos de los de Pellegrino. Presión y balones al área. Pero ni Roger, ni Ramos, ni Alcaraz ni nadie, a la hora de la verdad, terminaban de materializar.
Tuvo que llegar el penalti del minuto 35 para que por fin, los cadistas tradujeran su juego en beneficio en el marcador. No falló Alcaraz desde los once metros, y los contendientes se iban al descanso con un resultado lógico tras lo visto en el césped.
La decoración cambió por completo tras el interludio. Ahora el campo se inclinó totalmente hacia la portería de Ledesma, y era el Cádiz el que estaba embotellado sin poder salir. Liderados por un magistral Greenwood (tremenda la calidad del británico) los getafenses fueron comiendo terreno hasta acabar colgando a los amarillos de su larguero. Como pasara en la primera mitad, fue el equipo asedidado el que tuvo algunas ocasiones en los primeros compases. En este caso, primero Robert Navarro en una de sus galopadas se internó en el área pero su pase de la muerte no pudo ser conectado por ninguno de sus compañeros. Y en el minuto 57, David Soria le sacó a Javi Hernández lo que habría sido el gol de la temporada, tras botar una falta casi desde el medio del campo.
No volvió a mancharse el portero foráneo. Las cámaras ya no pararon de apuntar al área cadista, pareciendo por momentos que había más de un balón colgado al área local. Con todo y con eso, el cuadro de Bordalás no terminaba de traducir ese dominio en ocasiones reales, si descontamos el gol anulado por clarísimo fuera de juego a Latasa en el 75. Tuvo que emplearse a fondo Ledesma que, aunque mucho más inseguro que la pasada campaña (generando unos rechaces que no habría permitido en el curso anterior) sí pudo detener los disparos de Latasa y Rico.
Al final, tres puntos que se quedaban en casa, aunque como decimos, la atmósfera que se respiraba no era de moral reflotada y fe irracional en la permanencia. El ambiente en la grada había sido pésimo durante el choque, enrarecido ya por la manifestación de protesta convocada antes. Muchísimos pitidos al equipo cuando lo hacía mal, gritos contra la directiva...un cóctel peligroso y que puede ser la puntilla definitiva a una temporada horrenda.
Ya no hay red de seguridad. Suena a quimera viendo lo que le cuesta a este equipo marcar un gol, pero el miércoles hay que ganar en el Sánchez Pizjuán la segunda de las cuatro finales si se quiere seguir respirando.
Foto: cadizcf.com