19 de diciembre de 2024
Ficha en la web:
Sufrimiento hasta el último día. Esto es lo que nos queda al cadismo hasta que se acabe la temporada, y ya veremos cómo lo hace. El partido de hoy nos lo ha dejado bien claro. Con Garitano vamos a ver poco o nada de fútbol (que tampoco estamos para florituras, pero los partidos van a ser difíciles de pasar por el gaznate) y con estos bueyes nos toca arar. Hoy un jugador normalmente tan eficiente y tan mesurado como San Emeterio perdió la marca y la cabeza, una detrás de la otra, y cometió un penalti tan infantil como nocivo (encima le acarreó expulsión por segunda amarilla) que impidió al Cádiz derrotar a un rival directo por la permanencia (que es nuestra única realidad ya). Y el drama en la clasificación sigue mientras otros como el Córdoba suman.
El partido fue un bocadillo de polvorones, una empanada de tornillos,...imposible de masticar. Un tostón en toda regla que solo se animó de verdad en el último cuarto de hora, por desgracia, más de lo que debía. Como queda dicho, esto es lo que queda ya en la segunda vuelta del campeonato. Los partidos se van a hacer muy duros.
La primera media hora se pasó sin poder contar prácticamente nada. Un verdadero suplicio como espectáculo. El Burgos no tuvo ningún problema en dejar que avanzara el reloj, y el Cádiz regaló su enésima demostración de inoperancia más absoluta. El único con capacidad para hacer algo distinto en esta plantilla, Ontiveros, era el clavo ardiendo al que nos agarrábamos todos, y no fue sorpresa que protagonizara la solitaria ocasión de gol que vimos en este primer acto, con una galopada que resolvió con un punterazo con la derecha que se fue rozando el palo. El único sorbo de agua con el que poder empujar nuestro sandwich de dulces navideños.
El cuadro burgalés vio validada su táctica cuando en el minuto 38 tuvo la oportunidad más clara, cuando tras una segunda jugada el contrario remachó a puerta con portero y defensa volviendo desde el primer palo, de manera que el rechace posterior quedó a Florian Miguel que cuando parecía que iba a marcar a puerta vacía, se encontró el pie salvador de Iza. Hubiera sido el remate para los amarillos. Espoleados por el susto, éstos se volcaron en la presión contra su rival, y dejaron los mejores minutos de la primera parte, encerrando al Burgos en su área. Pero, de nuevo, con nula efectividad.
Los castellanos dieron por bueno el primer tiempo, y en el segundo saltaron con otro guión, siendo ellos ahora los que impedían la salida del conjunto local, al que embotellaron. En el minuto 51 pudieron mojar, pero el remate de Aitor Córdoba, solo cerca de la portería, fue cabeceado demasiado alto.
El empanamiento cadista era evidente y su técnico no tuvo más remedio que agitar aquello, dando entrada a Ocampo. El uruguayo enseguida empezó a descoser a la red burgalesa, haciendo más difícil de entender aún la decisión del técnico de no sacarlo de inicio. Entre él y Ontiveros empezaron a ver puerta y a intentarlo, al menos, con disparos de media distancia. Para el que nada tiene, cualquier bocado es oro.
Se empezaba a barruntar otro empate a nada (como el que casi acontece contra el Albacete) pero en estas apareció el charrúa para, con su jugada favorita, driblar de fuera hacia dentro y meter un disparo con rosca ante el que nada sirvió la estirada del meta castellano-leonés. ¿Sería posible que Garitano fuera capaz de sacar dos victorias seguidas con la ley de mínimo esfuerzo y máxima racanería? Algunos lo soñamos durante exactamente diez minutos.
Ya antes avisó la escuadra de Ramis con una falta directa que se fue envenenando con su rosca ante la que respondió David Gil con un paradón (teniendo en cuenta que estaba medio vencido en el suelo ya). Y cinco minutos después, el fatídico penalti ya descrito de San Emeterio, que echaba por tierra la ventaja lograda con tanta penuria. El Cádiz tardó 75 minutos en encontrar el gol, y le concedió el suyo al contrario en solo diez. Pero cuando un profesional comete errores de infantil, habiendo tantas cámaras, es muy difícil.
Todavía pudieron gritar ¡uy! los parroquianos cadistas cuando ya en el descuento Roger ejecutaba una media chilena que se fue silbando el poste. Pero igualmente dos minutos después David Gil se tuvo que estirar otra vez para despejar un cañonazo de Marcelo. Así que al final, evidentemente, empate. El Cádiz se mueve como si anduviera en arenas movedizas y es incapaz de sacar el cuerpo a flote, solo a media altura consigue aún ir respirando. Pero no tiene impulso para salir de ahí.
Y ahora, visitar al Almería, nuevo líder, y que va lanzado. El Granada va séptimo. Fueron los dos que bajaron con nosotros el año pasado. En mucho peor situación clasificatoria. Pero...aquí estamos.
Foto: cadizcf.com