Quien le iba a decir a Villar cuando llegó al Cádiz que terminaría convirtiéndose en el máximo goleador de la historia del club en Segunda B, y en el décimo de toda su historia, contando todas las categorías.

Y más aún, quien se lo iba a decir después de su primera temporada. Jugador con poco cuerpo, algo desgarbado, pero rápido como una bala, y con un disparo tremendo (ha dejado goles de volea que son verdaderas obras de arte), era un puñal por la banda derecha, desde donde sabía tanto poner centros indefendibles (muchos aficionados recordarán siempre la excelente jugada que dio lugar al 0-1 en Oviedo en el plaoyff de campeones y que parecía augurar un mejor final) como colarse desde segunda línea para hacer goles en carrera o aprovechando cualquier resquicio para colarse.

Y decimos que era impensable adivinar sus registros después de una primera campaña que fue desastrosa. A nivel colectivo el equipo, como recordamos, filtreó con el descenso a Tercera y fue un desastre en todos los aspectos. El público, muy enfadado, la tomó con el onubense, a pesar de ser éste el máximo goleador del equipo. Seguramente, se debía a que se le intuían muchas más cualidades de las que estaba dando en el campo, contagiado por una escuadra que simplemente, no tenía nivel para nada más de lo que hizo.

Todo cambió al año siguiente, cuando ya, con Raúl Agné desde el principio, y otros mimbres, el equipo estuvo al menos serio. Hizo una sociedad letal con Airam Cabrera: cuando asistía uno marcaba el otro y viceversa. En estado de gracia, casi todo lo que tocaba entraga a gol o era rematado por otro compañero. Los pitos del año anterior se transformaron en aplausos, no era para menos. El de Cortegana estuvo a un gol de anotarse una veintena de dianas, una cifra tremenda para un extremo en Segunda B, máxime considerando que no tiraba los penalties.

Genio y figura, el onubense empieza la campaña exactamente igual que la anterior. Con un estilo deslabazado, un poco tosco y nada elegante, sigue siendo capaz de lo mejor y de lo peor. En un mismo partido, es capaz de marcar un gol, volver locos a los contrarios que lo tienen que defender, y a la vez, ver doble amarilla, por protestar y fingir penalties.
En cualquier caso, sigue siendo pilar fundamental del equipo, un puñal por la banda derecha, desde la que sigue acumulando goles y haciendo historia, colándose en los rankings de anotadores históricos de la entidad.

De hecho, tras volver de su sanción (que pudo ser de cuatro partidos, pero que finalmente se le redujo a dos, y que en todo caso, le costó un expediente fulminante del club), se centró exclusivamente en explotar su juego, y vaya si lo logró. Inmenso en partidos como el de Cartagena o el siguiente ante el Córdoba B (donde se cruzó medio campo para servir en bandeja el primer tanto a Jona).

Ya en diciembre, el onubense va dejando pistas de que esta será su última campaña vestido de amarillo, tras tres años muy intensos. Esto ocurría cuando el equipo no terminaba de carburar, y parecía que otro año más no podría ni competir adecuadamente en los playoffs. Sin embargo, llegó Claudio, y las cosas empezaron a cambiar. Villar, fijo en el esquema del técnico valenciano, junto con Jona y Airam, llevaron al equipo en volandas, disparados hacia la primera posición.

Así, en marzo, el club anuncia la renovación del extremo de Cortegana. Con un pequeño pero: el contrato carecerá de validez si el equipo se queda en Segunda B. Es decir, Villar jugará al año siguiente en Segunda, de una forma o de otra.

El desenlace, por desgracia, es de sobra conocido. Villar continuaría marcando goles con la camiseta amarilla, e intentando hasta el último momento, llevar al Cádiz a Segunda División. En el duelo decisivo contra el Bilbao Athletic estrelló dos balones en el palo, siendo el que más lo intentó y más peligro llevó al marco rival. Pero no pudo ser. 

Como queda dicho, y como el propio jugador reconocía apenas tres días después del citado partido, en una entrega de premios como jugador más regular de la temporada, le había llegado la hora de volver a Segunda División, despedida anticipada de lo que se conocería al día siguiente, su fichaje por el Real Valladolid.

Foto: portalcadista.com