Centrocampista de creación, zurdo cerrado, de mucha calidad y técnica, de los que manejan los partidos en la medular y hacen que los equipos jueguen en función de lo que hace él, todo pivota por sus pies.
Criado en la cantera del Sevilla FC, sus cualidades técnicas le llevan a incorporarse como juvenil al Barcelona, con cuyo equipo filial disputaría dos temporadas, en las que se incluye el debut (testimonial eso sí) con el primer equipo blaugrana en nada menos que la Champions League, frente al Brujas.
De ahí pasa al Albacete (donde firma este espectacular golazo), Alavés (con el que sube a Primera), de nuevo Albacete y Nastic, hasta que en el verano de 2008 se marcha a Rumanía a probar suerte, donde no le iría muy bien. Ficha en primera instancia por el Timisoara, pero allí no cuenta en absoluto, y a mitad de temporada, es cedido al Gloria Buzau, donde tampoco es que tuviera un protagonismo especial.
Tras el verano de 2009 regresa a España, pero se pasa todo el año en blanco. Allá por febrero de 2010 entra a prueba con el Castellón, que incluso llegó a firmarle un contrato. Pero su transfer desde Rumanía no llegaba (el Timisoara se negaba a enviarlo aduciendo que el sevillano tenía contrato hasta nada menos que 2013) y finalmente los blanquinegros le cursaban la baja sin que hubiera tenido ficha.
En el verano de 2010 recala en el Elche, donde habría de pasar una verdadera montaña rusa de emociones. Aunque no es titular, en la segunda parte de la competición, sus minutos desde el banquillo son fundamentales para la recta final de los ilicitanos, que se meten en el playoff de ascenso a Primera. Después de un año inactivo y otro casi en blanco también, Sánchez vuelve a ser futbolista. Pero de repente, en el duelo definitivo contra el Granada, su entrenador lo deja fuera ya no del once inicial, sino de la convocatoria. Con el paso de los días, van saliendo noticias nada agradables de visitas raras en hoteles y demás. De estar teóricamente renovado con los alicantinos para jugar en Segunda o incluso Primera, a tener una posible oferta de Pina para el Granada, o sus clubes satélites. Se habla de Tenerife (principalmente, donde además está uno de los hermanos Cordero como secretario técnico), Udinese o el propio Cádiz (que pelea entonces por subir a Segunda).
Finalmente, el mediocampista terminaría cayendo a la Segunda B (de la que ya no saldría), a un club potente, eso sí, el Atlético Baleares, pero muy lejos de lo que parecían sus salidas iniciales. En cualquier caso, el daño estaba hecho, y su nombre, poco querido en la ciudad valenciana.
Se queda varias veces a las puertas del ascenso a la categoría de plata con el mencionado club balear, así como con el Nastic de Tarragona (en su segunda etapa en la entidad catalana) para terminar en la UD Melilla, de la que salta al Cádiz tras año y medio en África, y de donde tuvo que salir por los problemas de cobro.
Cuesta creer, viendo la media temporada que ha hecho en el Cádiz, que este jugador estuviera enterrado en los fondos de la categoría (cuando el club lo ficha, el Melilla pelea por salir de los puestos de descenso).
Es cierto que el físico ya no le acompaña todos los partidos, pero desde el primer día que pone un pie en Carranza, se nota que tiene cosas que lo demás no. Para empezar, ese guante en su bota izquierda.
Con Abel haciendo una campaña desastrosa en la medular, Claudio no duda ni un minuto en ponerle titular, a dirigir el juego de su equipo. Coincidencia o no, nada más llegar él y empezar el 2016, el equipo empalma tres victorias seguidas.
A partir de ahí, sería ya titular el resto de temporada, plaoyff incluido, ya con Cervera, que también tiene clarísimo que debe ser el cerebro del equipo sobre el campo. Marcó además varios goles, todos ellos muy importantes, sobre todo, el penalti que, lanzado como un mísil, enchufa al Racing de Santander en el playoff. Por no hablar de las asistencias que manda con su excelente toque de balón, puesto que, una vez él en la plantilla, ya no hay discusión sobre quien bota las jugadas a balón parado.
Su papel ha sido tan decisivo desde la zona más importante del campo, que a nadie se le pasa por la cabeza que el rubio no vaya a seguir. De hecho, en la pretemporada, incluyendo el Trofe Carranza, se intuye que el sevillano va a seguir siendo la manija del equipo, la proyección del entrenador en el campo.
Pero algo pasa días después del Trofeo. De un día para otro, el nombre del mediocampista salta a la palestra. Cordero lo llama a las oficinas del club y le comunica que no cuentan con él. Así de sopetón. Es verdad que ante el overbooking de centrocampistas se podían prever bajas, pero muchos hubieran apostado antes por Abel, Mantecón o Garrido, antes que dejar fuera a alguien deja las muestras de calidad del zurdo.
Pero no hay marcha atrás. Cervera lo confirma en rueda de prensa y a partir de ahí el jugador está ya sentenciado. Tanto es así que el técnico prefiere convocar a Alberto Quintana (que ya se sabía entonces que iba a ser cedido al Cartagena) que al ex del Melilla.
Tarda varios días, pero finalmente el jugador llega a un acuerdo con el club para salir, una vez que éste se asegura nuevo destino, que en su caso, sería regresar al Atlético Balares, donde ya había estado dos campañas.
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CREACIÓN FICHA: 30/12/2015
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 06/07/2019
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