Otro jugador veterano que llega al Cádiz en el mercado invernal de la campaña 2015-2016. En su caso, conocido por Claudio, que lo tuvo a sus órdenes ya en el Elche, si bien fueron solo seis jornadas. 

Centrocampista o mediapunta de muchísima clase, que maneja a la perfección ambas piernas, destaca por su claridad a la hora de distribuir juego, tratar siempre con mimo el balón, buscando más el pase de tiralíneas que el patadón. De trato exquisito con el cuero, se incorpora al ataque desde segunda línea, lo que le permite ofrecer casi siempre cifras goleadoras más que aceptables.

Asturiano de nacimiento, se cría futbolísticamente en el Valencia. Estando en su equipo filial disputa varios partidos con la selección sub20, su mayor logro a nivel internacional. Tras un paréntesis en forma de cesión en el Numancia (donde no disputó un solo minuto, descartado por Goicoechea antes siquiera de empezar) retorna al filial blanco, desde el que incluso habría de debutar, si bien de forma testimonial, con el primer equipo che, que a la postre ese año se proclamaría campeón de liga.

Concluida su etapa en Mestalla, salta al Celta, donde habría de tener una relación de amor-odio con la grada. En Primera División, aunque llega incluso a debutar en UEFA y Champions League, queda siempre relegado a un segundo plano, eclipsado por todo un mito del celtismo como es Mostovoi, al que nadie le podía toser. Tras una cesión intermedia en Albacete (con el que sube a Primera), le toca erigirse como uno de los líderes del equipo celeste cuando éste cae a Segunda División. Y en efecto, Jandro había de ser una de las piezas fundamentales del conjunto gallego, que junto al Cádiz, subiría en 2005. Pero la relación con la grada no era la misma. El jugador parecía saltar al césped pensando en él, no en el equipo, siempre parecía jugar enfadado, para sí mismo. Así que a nadie extraña cuando tras consumarse el ascenso, se anuncia que no seguirá en la disciplina celeste.

De Balaídos se marcha al Alavés de Piterman, con el que estaría dos años también como jugador franquicia, si bien no puede evitar el descenso de los vascos a Segunda en su primera liga con ellos. Y de Vitoria al Nastic de Tarragona, donde pasa otros dos años.

Hasta que llega al Elche (donde como ha quedado dicho, está a las órdenes de Claudio aunque muy poco tiempo), donde habría de pasar muchas dificultades. Tras arrancar con fuerza, fue paulatinamente desapareciendo de las alineaciones. Tras el mercado invernal es apartado del equipo, y en marzo estalla la bomba de su despdido. Es acusado en público por un consejero del club ilicitano, Ramírez, de haber vuelto con un visible sobrepeso tras las navidades, de tener una vida privada muy desordenada, y de querer alterar el vestuario. Pocos aficionados a su favor le quedan en el Martínez Valero. 

Cuando parece que su carrera puede estar tambaleándose, llega a Girona, donde habría de resurgir. De villano a héroe. En Montilivi, Jandro vuelve a erigirse como jugador clave, importantísimo, primero para la permanencia y estabilidad del club catalán en Segunda, y luego para sus intentos de ascender a Primera. Apodado el mago de Mieres, la afición asiste con tristeza a su marcha tras un lustro vistiendo sus colores. Su poca participación en el año más importante de la historia del Girona (que tuvo por minutos el ascenso a Primera en sus manos) le empuja a tomar la decisión.

A pesar de su edad, el asturiano ni se plantea la retirada y llega al Huracán de Valencia, retornando a Segunda B, categoría que no conocía desde sus inicios en el Mestalla. Por desgracia, en el club blanquirrojo habría de sufrir los acuciantes problemas de pago que terminarían liquidando al club en enero, lo que facilita su llegada a Carranza.

En el Cádiz, sin embargo, terminaría resultando un fichaje fallido, que por los motivos que fuera, no pudo demostrar sus cualidades en Carranza, quitando algún detallito (como en casa contra el Sevilla Atlético). Le costó un mundo adaptarse y entrar en juego, seguramente algo falto de forma. Claudio le dio varias oportunidades, siendo una de sus últimas balas intentando resucitar al equipo, pero ofreció muy poco en la mediapunta. Cervera lo vio claro tras la minipretemporada que hizo en la recta final de la liga regular y apenas le dio bola en todo el playoff.

Con el equipo en Segunda, el asturiano es de los primeros en ser señalados hacia la salida. Como ningún otro club se interesa por él, y ha renovado automáticamente como el resto de sus compañeros, el Cádiz no tiene más remedio que terminar por rescindirle el contrato de forma unilateral para que así, deje sitio a los nuevos fichajes.