Alfonso Espejo personalizó la desilusión que significó la temporada 2001-02, en la que parecía que se conseguiría ese gol que faltó para ascender en la temporada anterior.

El delantero cordobés fue una de las principales apuestas de la directiva, que lo fichó procedente del Córdoba, atendiendo así la petición del técnico, Pepe Escalante. Decimos que personalizó la decepción de la hincada porque fue el fichaje que más ilusionó. Sus goles, viendo sus registros en otros equipos del histórico grupo IV, generaron una tremenda expectación.

Sin embargo, tras un prometedor inicio, su rendimiento anotador fue apagando paulatinamente, como el resto del equipo, marcando solo dos goles en toda la segunda vuelta. Una lástima.