Empresario cordobés afincado desde hace mucho tiempo en Cádiz, donde desarrolla sus negocios de productos alimenticios (sobre todo aceite), su vinculación con el Cádiz se remonta a los años ochenta, cuando formaba parte del Consejo de Administración que capitenaba entonces Manuel Irigoyen.

Su relación, tanto con la entidad como con la afición, es de amor-odio. Ha llegado a vender el club en dos ocasiones (al grupo ADA y a Baldasano), para recuperarlo en ambas ocasiones. Ha buscado apoyo en empresarios locales (como Polanco o Manuel García) con los que nunca consiguió llegar a acuerdo de equilibrio.

La afición, se divide entre los que agradecen su continuo apoyo al Cádiz, y aquellos que piensan que su gestión escatima en demasía los recursos. En cualquier caso, en su historial acumula tres ascensos (dos a Segunda y uno a Primera), que terminaron convirtiéndose en otros tantos descensos.

Tras el último de ellos, en el verano de 2010 anuncia que deja de ser presidente (vacante que ocuparía interinamente Enrique Huguet) para quedar exclusivamente como máximo accionista, aunque la sospecha de que su mano estaba detrás de todas las decisiones importantes fue imposible de eliminar.

En el verano de 2011 cede la gestión deportiva e institucional (que no la titularidad de la entidad) a Quique Pina, que a su vez coloca a su padre como máxima figura representativa. Tras el no ascenso del murciano, y cuando parecía que se iba a repetir esa fórmula, Muñoz sorprende con la venta del Cádiz a la familia Gaucci