Sensacional temporada amarilla, en la que sólo faltó la guinda del ascenso. Sin duda lo mereció un Cádiz que practicó un fútbol de alta escuela que encandiló a toda España. Pero la plantilla no supo mantenerse fría en momentos puntuales, y el mal del altura frustró un ascenso más merecido seguramente, que los que se conseguirían años después.
El Cádiz no puede retener más a Migueli, cuyo destino final, tras un auténtico culebrón, es el FC Barcelona. Parece una pérdida irreparable, pero Trueba incorpora ese año de una tacada a Ibáñez, Eloy y Carvallo. Los tres formarían una medular de ensueño, todavía no superada hasta el día de hoy.
Por supuesto, se sigue confiando en Domingo Balmanya para dirigir al equipo. El catalán ha dejado muestras de su gran conocimiento y de su gusto por el fútbol exquisito. Si a eso le sumamos que tenía los mimbres perfectos antes mecionados, tenemos como resultado una de las campañas de fútbol de mayor nivel visto jamás en Carranza.
Ya avisa Balmanya a principios de temporada, que este año la exigencia es mayor: "la pasada temporada dijimos que estábamos en fase preparatoria; ahora hay que dar la cara".
El primer partido, sin embargo, supone un tremendo jarro de agua fría, tras la dura derrota en Tenerife por 3-0. Pero esto fue sólo un espejismo. El Cádiz pasaría a cuchillo a sus seis próximos rivales, entre los que se encontraban rivales directísimos como Sevilla, Hércules, Levante y Deportivo. Por supuesto, tras esta impresionante racha, los amarillos son líderes absolutos de la clasificación, y ya han dejado claro al resto de equipo que las intenciones de ascender no son un farol. Todo el cadismo, tras estos excelentes resultados, tiene ya solo un objetivo en mente: ser uno de los tres elegidos para la gloria.
Tras doce jornadas, el Cádiz es líder (por delante de equipos como Sevilla, Betis o Rayo): ha ganado todos los puntos que ha disputado en casa, algunos de ellos ante rivales de mucha entidad como el Valladolid, y no sólo eso, su juego es apabullante, y el banquillo no parece tener fin.
Los elogios son constantes, y las crónicas de los partidos de medios no gaditanos hablan de un Cádiz "con juego de alta escuela y pujanza, que apabulla a sus rivales". Tras el partido en el campo del Betis, el ABC titula: "los gaditanos estarán el año que viene en la Liga de Oro".
Los de Balmanya son campeones de invierno, y la euforia se desata. Hasta el mismo presidente declara que "el 90% del ascenso ya está conseguido". Pero habría de llegar el fatídico mes de marzo. En el primer partido de dicho mes, los amarillos son derrotados en Coruña por 3-1. El día 11, el Cádiz cae con estrépito en Carranza, donde jamás había perdido en toda la temporada, ante el Orense (colista).
La desgracia se consuma con la derrota de los amarillos en Burgos (nuevo colista tras la pasada jornada), lo que provoca que el Cádiz salga por primera vez en cinco meses de las posiciones de ascenso. En tres partidos contra equipos del fondo de la tabla, el Cádiz no ha sumado ningún punto y ha pasado de rozar el ascenso, a verse fuera de él.
Aún quedan diez partidos, pero la alegría de semanas anteriores se ha disipado, y las sensaciones son muy malas. Los tres siguientes partidos serán de vital importancia, ya que le miden a rivales directos: Salamanca, Nástic y Betis.
Dos empates y una victoria sobre los heliopolitanos ponen otra vez al Cádiz en el mapa. El equipo que arrollaba a sus rivales en la primera vuelta, sigue jugando bien, pero ha perdido frescura, ya no llega igual a los partidos. Tras la heroica victoria frente a los sevillanos, los cadistas vuelven a caer en el campo del modesto Sant Andreu. Las señales que emiten los de Balmanya no son las de un equipo que ascienda, si bien los réditos obtenidos en la primera mitad de competición son suficientes para mantener la ilusión y posibilidades intactas, para el último tramo de competición.
Los últimos partidos son un toma y daca entre Cádiz y Hércules, que llegan a la última jornada disputando el tercer puesto, pero los gaditanos dependen de terceros: el Cádiz debe ganar en Valladolid y esperar una ayuda desde El Sadar, donde juega el Hércules.
Para tristeza y desesperación de todos, el ascenso se escapa de las manos casi desde el primer minuto: el Cádiz cayó en Valladolid, mientras que el Hércules ganaba en Pamplona. El sueño del ascenso, que parecía imposible que se frustrara en el ecuador de la competición, se esfuma con crudeza. El propio Domenec Balmanya hace balance tras la decepción, y explica la clave: “se ha perdido el ascenso ante los equipos inferiores El precio a pagar por las inesperadas derrotas frente a conjuntos como Orense, Burgos, Rayo o Sant Andreu fue elevadísimo".
Queda para el anecdotario el galardón como pichichi de la categoría conseguido por Paco Baena que, magníficamente asistido por un centro del campo irrepetible, no desaprovechó ni uno solo de los balones que le daban sus compañeros para reivindicarse como lo que es hoy, el máximo goleador de la historia del club.
CREACIÓN FICHA: 01/04/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 20/06/2017
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