El Cádiz regresa a Primera tras doce años de ausencia, pero las cosas han cambiado mucho. Este Cádiz, si bien arrastra a mareas de seguidores que levantan aplausos y admiración en toda España, en lo deportivo no se acerca a aquel equipo de los años ochenta que milagrosamente se salvaba cuando nadie daba un duro por él.
Sin embargo, los comienzos fueron muy ilusionantes. Espárrago, artífice de un ascenso totalmente inesperado, se mantiene al frente del cuadro cadista, y por momentos, parece tener la situación totalmente controlada. Los amarillos sorprenden a sus rivales, y en las primeras jornadas de campeonato, se instalan en una zona cómoda de la clasificación. Tras ocho jornadas disputadas, los amarillos acumulan doce puntos. Un promedio que, de mantenerse, asegura de lejos la salvación.
Sin embargo, lo que valía para Segunda, en Primera es otra historia. Los amarillos atacan con cuatro movimientos básicos, y al décimo partido, todos los rivales se saben ya el cuento. Para cuando llega el parón navideño, los cadistas ya están en serios problemas. La eliminación copera del Sevilla sólo sirve para dar una alegría a la afición, pero no tiene efectos terapeúticos en la liga.
La visita al Bernabéu en enero marca un hito en la historia del club. Los de Espárrago se adelantan en el marcador con un tanto de Medina, pero cual ingenua cenicienta, dejan que Beckham y Roberto Carlos le den la vuelta al partido con dos faltas en las que la barrera se abre. Más allá del resultado, toda España queda asombrada con los seguidores gaditanos, que permanecen en el estadio durante muchos minutos, pidiendo a sus jugadores que salgan de nuevo a saludar. Y eso que habían perdido.
En el mercado invernal llega un desconocido y flacucho delantero argentino. Su nombre es Lucas Lobos y por poco salva él solito al equipo. En cuanto está físicamente para jugar, se convierte en imprescindible, con una calidad en el regate y el tiro que hacía mucho que Carranza no disfrutaba. En menos de media temporada le da tiempo a erigirse, junto con Sesma, en máximo goleador del equipo en este ejercicio liguero.
El Cádiz firma su sentencia de muerte en Bilbao, allá por el mes de marzo. A pesar de enfrentarse ante un equipo nervioso, que se tambaleaba y que está más pendiente del “run-run” de su grada que del balón, y que para colmo perdió a un hombre en el primer tiempo, los amarillos se mostraron increíblemente timoratos, ingenuos, pardillos, achicados por la grandeza del recinto que visitan, y en el que seguramente, muchos de ellos, nunca se vieron jugando ni en sus mejores sueños. El Cádiz no prueba a Lafuente en todo el partido (¡ni un solo tiro a puerta!), y a base de marear el balón y carecer de toda profundidad, dan alas a un rival que termina imponiéndose con un penalti en el último minuto. A todos los que vieron el partido les quedó claro que, tras aquella demostración de falta de instinto asesino, el Cádiz no tiene ninguna oportunidad de salvarse, aunque estemos todavía en marzo.
A pesar de los malos resultados, Muñoz mantiene a Espárrago en el cargo, siendo de los pocos entrenadores que habrán terminado la temporada completa en un equipo que desciende. La reacción del equipo frente al Atl. Madrid en Carranza en la segunda parte, forzando el empate, salva la cabeza del técnico. Pero fue algo más estético que efectivo.
La última bala se gasta frente a la Real Sociedad en casa, a tres jornadas del final. Una vez más, el Cádiz se muestra incapaz de rematar a un rival tan directo en la lucha por la permanencia, y queda supeditado a un milagro que no llegó. Una semana más tarde, un espectacular golazo de Lucas Lobos y la derrota momentánea del Racing, en su estadio, frente a Osasuna despiertan los recuerdos del pasado, vuelve el Cádiz de los milagros. Como decíamos, los tiempos habían cambiado. El Getafe reacciona y Limia no hace más que recoger balones de su red (el resultado final fue de 3-1) y el Racing le da la vuelta a su partido. Las matemáticas dicen que toca despertar.
No obstante, la afición supo entender que la permanencia era muy complicada, casi misión imposible, y en la última jornada de liga, abarrota el coliseo gaditano, a pesar de que el encuentro enfrenta a dos equipos descendidos. Sería la última página del ciclo dorado de cuatro años de idilio entre la afición y el equipo, relación que empezaría a deteriorarse en muy poco tiempo.
CREACIÓN FICHA: 15/01/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020
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