Logo Principal JUGADORES ENTRENADORES PRESIDENTES HISTORIAL ENFRENTAMIENTOS RANKINGS

AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

2010-11 TEMPORADA 2011-2012  2012-13

TEMPORADA 2011-2012
2010-11    2012-13 

DATOS BÁSICOS RESUMEN DIRECTIVA Y PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN
DATOS RESUMEN PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN

RESUMEN

Desde el primer día la temporada fue movida. El caldo de cultivo era el apropiado: decepción total por la eliminación frente al Mirandés (en fondo y forma) y hartazgo total de Muñoz y de la afición, y de ambos para con el otro. Todo el mundo deseaba un cambio, y el verano fue un continuo de dimes y diretes sobre rumores, ventas, compradores, pactos, precios...

Al final, los supuestos grupos de compradores interesados no llegaron a buen puerto (ni brasileños, ni ingleses, ni mejicanos) y terminó cayendo por su propio peso la única opción que parecía real: el 5 de julio el club anunciaba que Quique Pina gestionaría la parcela deportiva del club, mientras que Muñoz seguiría siendo el dueño de las acciones. Esta cesión de poderes se revisaría el 30 de junio, fecha a partir de la cual, ambas partes podrían seguir su camino, o bien, Pina podría hacerse con la titularidad de la entidad. Según nos enteramos al final de temporada, además se hizo un contrato entre ambas partes por el que, de ascender el Cádiz a Segunda, el club habría pasado a manos del empresario murciano a cambio de dos millones de euros. Como ya sabemos, la cláusula no se pudo ejecutar.

Con el aterrizaje de Pina, el club se convirtió en un hervidero auténtico de actividad. El chorreo de altas, bajas y renovaciones es continuo y apenas da tiempo de asimilar noticias.

La primera, y que seguramente más condicionaría la campaña, es que Jose González permanece como técnico cadista. El gaditano tenía contrato, renovado automáticamente por haber entrado en los playoff. Pina valoró traer un técnico suyo, pero finalmente se decidió por mantener el que había, y ahorrarse el finiquito. Una decisión que no gustó en un sector amplio del cadismo

La otra decisión que tomó Pina nada más llegar gustó a todavía menos gente. Raúl López veía la puerta de salida. El jerezano sólo habría necesitado un partido más para renovar automáticamente (el último duelo de la liga regular, con la plaza asegurada, en Melilla), pero Pina agradecía los servicios prestados (el club le entregó al jugador la insignia de oro y brillantes) pero se mostró inflexible, argumentando que del pasado no se podía vivir. Parecía que el jugador se retiraba y se consideraba que se incorporara al cuerpo técnico del club (seguramente para la cantera) pero el bravo lateral no se resignó a dejar de jugar y terminó fichando por el San Fernando.

Otro ilustre que abandonaba el club, aunque con mucha menos resonancia, era Roberto Suárez. No tenía sitio en el organigrama de Pina y decidió marcharse.

A partir de ahí, torrente de novedades. Juan Jose Pina, padre del empresario, ocupa el sillón presidencial (mera cuestión de forma, pues la Federación no permite presidir más de un club, aunque es evidente quien movía todos los hilos), cuerpo técnico con Moar y Cordero a la cabeza, y un sin fín de nuevas altas: sube Dieguito al primer equipo y en apenas unos días llegan al cub Aulestia, Yuste, Góngora, Camille, Barranco...No hay día que no haya una presentación, si no dos, en Carranza.

Al final, se confirma una plantilla que está formada de forma casi íntegra por futbolistas cedidos por el Granada. Sólo Moke, Aulestia, Dieguito, Juanse, Josemi Caballero, Baquero y Serrano, además de Lolo Armario (sin ficha y cedido en enero al Écija), Enrique (que se quedaría sin ficha por sus problemas físicos y terminaría retirándose a final de temporada) y Alvaro Jurado (también sin ficha, para finalmente abandonar la entidad en enero rumbo a Polonia) eran jugadores propiedad de la entidad.

La contrapartida de eso es que la cantera queda totalmente abandonada. Sufriendo las penurias económicas del club, la puerta está totalmente cerrada para los canteranos, que además reciben el mensaje de ver como Dieguito, Josemi Caballero, Lolo Armario o el mismo Juanse “malviven” en la primera plantilla, jugando apenas algunos minutos de la basura.

Formada la plantilla, empiezan los bolos de verano, hasta llegar al Trofeo. Ahí empezamos a ver el potencial que podía tener este equipo, o al menos sus jugadores de forma individual. El Cádiz volvía a hacerse con su Trofeo muchos años después, y además de forma brillante, superando a rivales de muchísima entidad como el Udinese (que jugaría la Champions ese año) en semifinales y al petro-Málaga de Baptista y compañía. Futbolistas como Toti, Ferreiro, Goikoetxea...demostraron tener nivel muy superior a la categoría en la que pronto iban a tener que remangarse.

Eso sí, la campaña de abonados, pese al buen papel del equipo en el Trofeo ( a la presión de Pina (con declaraciones pidiendo un mínimo número de abonados para pensarse comprar el club) la cifra tampoco fue espectacular: unos 7000 aficionados. Esos aficionados, eso sí, después de lo visto en verano, esperan que su equipo se pasee por la categoría, y que por fin, llegue la hora de volver a Segunda.

Poco iba a durar la alegría. Tras el accidente del partido inaugural el Jaén (con tres penalties en contra), el Cádiz empata a cero en casa contra el Ceuta. Y ya entonces, se pudo adivinar todo lo que habría de venir después. Pese a ser el primer duelo en casa, ya hubo pitos y gritos pidiendo a Jose que se fuera. La queja amarga de que el equipo iba a medio gas y de forma muy reservona habría de oírse hasta la saciedad, y Jose empezaba con un importante sector de la grada vigilando hasta el último de sus sorbos de botella. Los tiempos de “el resultado nos da igual” parecen del paleolítico. Esta afición esta harta y quiere resultados y goles, y salir de este agujero cuanto antes.

Para terminar de pintar el cuadro, el Cádiz empata también, también a cero, en el tercer partido, en el campo del Villanueva (esa sería otra constante, los problemas del equipo cuando visitaba campos pequeños). Llevamos sólo tres jornadas y ya tiene que salir el presidente a la palestra para apagar fuegos, declarando “que no había que señalar ni al entrenador ni a los jugadores”. La afición estaba muy en desacuerdo, sobre todo en la primera parte de la frase.

Afortundamente empezaron a llegar las victorias: frente a Betis B, Balona y Cacereño, y las aguas bajaron algo más tranquilas, pero de nuevo, por poco tiempo. En la jornada séptima el Cádiz juega en Lucena, de donde sale totalmente humillado, en resultado (3-0) y en juego. Esta vez nadie salió a defender a nadie. Jose González intentó descargar a sus jugadores de responsabilidad, pero incluso ellos mismos hablaron a micrófono abierto de falta de todo en dicho partido. En cierta medida, vino bien, porque fue un aviso a tiempo de que con enseñar el escudo no se iba a ganar nada ese año.

La plantilla supo reaccionar y ponerse el mono de trabajo. El Cádiz sacaría 13 puntos en los siguientes cinco partidos, en los que marcó 15 goles. Quedaba demostrado, para toda la temporada, que cuando el equipo se ponía a jugar, era muy superior a sus rivales. Akinsola, Ikechi, Ferreiro, Oscar Perez, De Coz, Yuste...eran todos hombres a los que se les veía claramente que podían jugar en división de plata. Eso sería un arma de doble filo, pues durante muchas fases de la temporada no se les vería tanto esa calidad.

Además de eso, el Cádiz consiguió superar dos rondas de la Copa, lo que llevaba asociado el premio de enfrentarse con un equipo de Primera en competición europea. El bombo nos emparejó con todo un Valencia CF, que dejó un bonito doble duelo, sobre todo el de la ida en Carranza, que terminó 0-0 (qué raro) y que se recordará siempre por el tremendo cañito que le hizo Dieguito a Rami.

Las jornadas pasaban y el Cádiz iba sacando sus partidos, pero lo cierto es que salvo honrosas excepciones, lo hacía sin brillantez. En Puertollano por ejemplo, penúltimo partido de la liga regular, los amarillos sólo tiraron a puerta una sola vez, en el minuto 90, para marcar el tanto de la victoria. Antes de eso, absolutamente nada, pese a la clara inferioridad técnica (y luego numérica) del conjunto local. Cada vez más eran las voces que pedían al equipo no sólo ganar, sino hacerlo también de forma brillante. No podía ser que la tremenda diferencia de calidad y presupuesto no se notara en el campo.

Todo eso, por no hablar de los tremendos problemas, referidos ya, para sacar los encuentros fuera de casa en campos reducidos. Badajoz, Cáceres, Écija...siempre era lo mismo. Empate a cero tras aburrir mortalmente a propios y extraños, por no hablar de la derrota en La Unión por 3-1. La afición cada vez se mostraba más descontenta y clamaba incluso por despedir a Jose, algo que estaba fuera de la cabeza de Pina. Ya en la ida, en noviembre, y tras perder una semana antes en Sevilla frente al filial de Nervión, ese equipo le complicó la vida al gaditano, que tras ver cómo su equipo era incapaz de superar al cuadro murciano (otro 0-0 más) una importante parte del estadio le cantaba “Jose vete ya”. Frente al San Roque la cosa fue aún peor, y en una pésima costumbre que adquirió el equipo, una siesta en la segunda parte propiciaba el empate de los onubenses, que encima, jugaban con diez.

El equipo se complicaba sobremanera en demasiado partidos, que terminaban sancado a trancas y barrancas. Por ejemplo, en casa frente al Roquetas, teniendo que remontar un gol inicial del cuadro rojillo, y salvando los muebles in extremis un defensa como es Baquero.

En definitiva, el Cádiz jugaba con fuego, y como los malos estudiantes, teniendo potencial para sacar sobresaliente, aprobaban raspado estudiando un poco a última hora. Demasiadas semanas hablando de broncas de Jose González por un pésimo y nulo primer o segundo tiempo, cuando no ambos.

En el mercado invernal llegó Cases, un caso que merece ser comentado. Apenas había llegado y ya estaba jugando de titular, algo muy raro en Jose González. Sus primeras actuaciones dejaron buen sabor de boca, pero se fue diluyendo como un azucarillo. Las críticas, en el tramo final, eran ya feroces contra su juego, pero el entrenador se negó a oírlas y lo mantuvo contra viento y marea. Junto a él también fichaba el lateral derecho Aranda, que estuvo toda la temporada a la sombra de De Coz, indiscutible e indiscutido.

Por su parte, se marcharon Pedro Barrancos (que sólo jugó unos minutos en Villanueva), Alvaro Jurado (que recibió la carta de libertad) y Lolo Armario (cedido al Écija).

Tras el esperpento de Lepe en la penúltima jornada (el equipo sabe en el descanso que es campeón matemático y se deja ir totalmente, sin importarle perder de forma lamentable frente a los aficionados que están en la localidad onubense o los que están viendo el encuentro, que fue televisado), el Cádiz se proclama campeón. Ese mismo día hacen lo propio los otros tres líderes de los otros grupos. Se sabe por tanto que el primer rival que puede dar la llave para subir a Segunda saldrá de entre Real Madrid Castilla, Mirandés y Atlético Baleares.

Sería el filial merengue el que, pese a las dotes “adivinatorias” del presidente de la RFEF, Angel Villar (que en un acto en las Baleares, ANTES del sorteo, deseó suerte a los directivos del equipo isleño en su duelo frente al Cádiz), se cruzaría en el camino de los amarillos. En qué mala hora. Los Jese, Joselu, Carvajal, Mosquera y compañía, pasaron por encima del conjunto andaluz, sin que éste pudiera hacer nada no ya por competir la eliminatoria, sino por evitar el ridículo. El 0-3 de la ida fue ya un mazazo tremendo (el enfado de Pina fue tal que los periodistas le pillaron clamando “que jugamos como un equipo de Tercera”). La afición aparcó sus críticas y fue una marea humana para apoyar a los suyos, olvidando cualquier rastro de desencuentro. Los jugadores sin embargo no respondieron ni de lejos a los méritos de la grada, perdiendo una oportunidad única de congraciarse con su parroquia.

Pese a los vagos intentos de insuflar ánimo para remontar, el partido en Madrid fue un martirio para jugadores y aficionados, que tuvieron que soportar una manita en contra (5-1) y gracias, porque los madridistas fallaron incluso un penalti.

Muchos se quejaron entonces de que aquello no era más que un reflejo de lo que venían denunciando toda la temporada: el nivel del grupo IV era ínfimo, y pese a todo, el Cádiz había pasado numerosos problemas. Aquí estaba la prueba de que no era tanto el potencial del equipo amarillo. Pero no había tiempo para lamentaciones. Había una nueva oportunidad de ascender, y había que aprovecharla.

El siguiente emparejamiento fue con el Albacete, cuarto clasificado del grupo I, el mismo del que provino el verdugo anterior. Ni en la ida, ni en la vuelta, prórroga incluida, ninguno de los equipos fue capaz de hacer gol, y el pase hubo de decidirse en una tanda agónica, en la que Yuste hacía el gol definitivo que dejaba vivo a los amarillos, condenando a los manchegos. Pero una cosa quedaba clara, y es que el Cádiz estaba sufriendo lo indecible para hacer gol en este playoff.

El enfrentamiento final habría de librarse contra el CD Lugo, otro rival más del grupo I. El partido de ida habría de condicionar la eliminatoria, y a la postre, toda la temporada. Se mezclaron una vez más la desesperante inoperancia cadista (ni un solo pase a derechas, ni un solo remate a puerta, ni una jugada de peligro) con un árbitro desastroso que consintió hasta tres goles ilegales del conjunto gallego. Todo parecía perdido, pero a la postre aparecería Óscar Pérez, para, gracias a un tremendo golazo, dar vida para el partido de Carranza.

El cruce de las declaraciones durante la semana fue brutal. Ya las cosas empezaron mal cuando Quique Setién, antes del duelo de la ida, sugirió que alguien de Cádiz había llamado a jugadores del Lugo para comprar su “colaboración”. El ambiente, lógicamente, estaba ya enrarecido tras esto, y con la actuación arbitral, las llamas inflamaron por doquier.

Y otra vez como los malos estudiantes, el Cádiz lo dejaba todo para última hora. De haber jugado todo el año como aquel día, no se habría escuchado ni una sola crítica en Carranza. Los amarillos salieron decididos a comerse a su rival y remontar. En el minuto 13 ya ganaban por 1-0, pero a la media hora los visitantes empataban. Ni por esas se amilanó el cuadro local, que al borde del descanso tuvo su primera pena máxima a favor, errada por Oscar Pérez (que fatídico habría de ser ese día el punto de los once metros).

Nada más salir del descanso Dioni hacía el 2-1, y en el 65, Juanjo igualaba las cosas. Sin embargo, y pese a la prórroga, no se pudo hacer más. Jose se la jugó con un triple cambio (que traería mucha cola durante la semana siguiente) que le salió fatal: en la prórroga apenas se jugó porque siempre había un jugador de amarillo en el suelo con calambres.

Otra vez en la tanda de penalties, el Cádiz lo tuvo en su mano. Tras dos lanzamientos ganaba por 2-1, y Akinsola pudo poner tierra de por medio. Pero los locales no meterían ni un solo lanzamiento más, quedando el resultado final en 2-3 para los gallegos, que hacían aflorar las lágrimas de una ciudad y una afición que está ya seca y harta de soportar tamañas decepciones.

NOTAS FINALES:

- El Cádiz ganó la sentencia del caso Chico, que obligaba al Almería a pagar por el traspaso del jugador, y también ganó la demanda que Cifuentes presentó contra la entidad. Hizo lo propio contra Gol 3000, la empresa que se encargaba de las equipaciones y el punto de venta oficial hasta la temporada anterior

- Durante la campaña fallecieron antiguos cadistas como Areta III, Aloy, Eliseo, León, Floro Garrido o el exdirectivo Francisco Cervera

- El aspecto económico sigue siendo un desastre total. A mediados de diciembre, en la Junta General de Accionistas, se comunica que la deuda del club ha aumentado casi un millón y medio más, pasando a sumar un global de 15 millones. Ni la entrada de los administradores concursales consigue frenar la sangría financiera que amenaza la existencia del club a medio plazo

- En la segunda vuelta no compitieron ni Villanueva ni Poli Ejido (excluidos de la competición por dos incomparencias, provocadas a su vez por los problemas de cobro de los jugadores) por lo que el Cádiz, como el resto de equipos, disputó dos jornadas menos. Se dio por ganados a los otros 18 equipos, pero nosotros no los contamos ni como jugados ni como ganados, ni a efectos de número de partidos de los jugadores o el entrenador

- Akinsola se presentó con tres días de retraso de la vuelta de vacaciones de navidad

CREACIÓN FICHA: 15/06/2011

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020

VISITAS: 26887