Se repite la historia. Otra vez 64 puntos. Obtenidos de la misma manera (16 victorias, 16 empates, 10 derrotas), y casi en el mismo momento del año (cimentando en un noviembre portentoso y un final de temporada dubitativo y tambaleante, hasta llegar a rozar el insulto en la última jornada de liga). Otra vez, de tener el playoff en la mano, a dejárselo por el camino en el último instante.
Pero claro, el fútbol va perdiendo la memoria, y cuanto más lejos queda la Segunda B, más abierto y encarnizado es el debate sobre si la permanencia es o no suficiente, y si Cervera es el indicado para guiar a la nave cadista, marcado por muchos como reservón y cobarde una vez que se alcanzan los 50 puntos. Indudablemente, el rendimiento del equipo baja en la parte final de la competición, justo después de tocar ese límite imaginario de la permanencia. Indudablemente también, el guineano se tiene que enfrentar a sus rivales con delanteros más propios de otras categorías. Difícil encontrar término medio en esta conversación, que para mejor o peor, está en la afición cadista.
Tras el terremoto Mágico que visitó nuestra ciudad en julio, eclipsando toda la actualidad, empiezan a caer los fichajes. Sin duda uno de los que más ilusiona es la vuelta de Aketxe, porque el resto de los nombres que van llegando, no terminan de ilusionar o no son conocidos. Jauregui, Karim Azamoum, los laterales sevillistas Carmona y Matos, Agra,...mientras que ya se sabe que gente como Alvaro García van a dejar el club (tras su culebrón con el Huesca, se terminaría marchando al Rayo, el traspaso record en la historia del club, cinco millones).
Quien iba a imaginar que el mejor fichaje iba a estar en casa, en los pies de Manu Vallejo, que en verano firmaba una renovación que luego sería fundamental. Ya en la pretemporada, el canterano dio pistas, con goles, del excelente rendimiento que iba a dar.
Tras otro Trofeo Carranza sin mayor importancia ni relevancia (da pena ver como se muere sin remedio), como viene pasando ya muchos años, la competición liguera está a punto de comenzar.
Lo hace con una victoria en casa frente al Almería, y un empate sufrido en Soria tras recibir una expulsión. Con esos dos partidos, ya se ve como va a ser el Cádiz de Cervera. Muy parecido a los anteriores. Pero siempre cuesta creer que vaya a ser tan calcado.
Aunque hay algo que brilla con luz propia, y es el ya mencionado canterano Manu Vallejo. Ahora a toro pasado todos sabemos, pero hay que ponerse en situación. Gran parte de la afición, hasta ese verano, no lo ha visto jugar (para empezar, todos los que residen fuera). Después de tantos años, la parroquia cadista por fin se ilusiona con uno de los suyos. El chiclanero es una supernova que explota y de hablarse de su cesión, pasa a dar el salto del filial en Tercera a titular en la primera jornada en Segunda, en solo unas semanas. Y lo que habría de venir después.
Con la liga ya empezada (algo que parece que LFP y FEF no tienen ningún interés en arreglar) llegan todavía los últimos fichajes que habrían de subir enteros a la calidad global. Jairo es una de las grandes noticias del verano, cedido por el Girona; Edu Ramos apuntala el centro del campo y la guinda la pone Lekic, como nueve de referencia. La cara amarga, el lento inicio de Garrido, que continúa arrastrando problemas físicos y no puede estar con sus compañeros.
En los despachos, finalizado ya el periodo de fichajes, Vizcaíno termina de asumir el control total del club, purgando los últimos retazos que quedaban de la era Pina, con el cese de Cordero como secretario técnico y contratando en su lugar a Oscar Arias (procedente, como no, del Sevilla FC), que llevaría ya a cabo la gestión posterior en el mercado invernal.
Aunque antes de eso firmó, en septiembre (al encontrarse en paro la normativa lo permitía) a Sergio Sánchez, un fichaje que daría un rendimiento excepcional y que habría de ser uno de los pilares de la temporada.
Estamos entrando en octubre y como si de un calco se tratara, el equipo va a entrar en su peor racha, que de nuevo, va a hacer que se tambaleen los cimientos del proyecto. Cervera, como siempre, ya avisa, tras la derrota en casa contra el Alcorcón, que el equipo está muy lejos de lo que él espera. A partir de ahí, caída en barrena, de nuevo, como viene siendo tradición con Cervera en esta época del año, tocando fondo en la derrota en el campo de un Extremadura (un equipo con el que se iba a escribir la historia de esta temporada) que remontó el partido y ganó su primer partido frente a los amarillos, generando todo tipo de debates y de críticas.
Vizcaino sin embargo aguanta de nuevo el tirón y protege a su técnico. El Cádiz llega a Lugo (donde ya salvó la cabeza una vez) con solo tres puntos de los últimos 21, y con nombres de posibles sustitutos saliendo todos los días. Pero ya se olía noviembre, y ahí, ya sabemos también, todo cambia. Primero con la victoria copera en Zaragoza, y luego con el triunfo en el Anxo Carro (con un empate en medio frente al Sporting) el Cádiz se dispara y arrasa en la recta final de 2019. Lo dicho, un calco de las temporadas anteriores.
Estaba tan fuerte el Cádiz que hasta se puso gallito frente a todo un Primera como el Español, al que le ganó en Carranza y contra el que mereció pasar una eliminatoria que se llevaron los catalanes (en esta Copa diseñada por y para los de arriba) por el valor doble de los goles jugando la vuelta en casa.
A partir de ahí, esas siete victorias seguidas (Lugo, Elche, Reus, Córdoba, Las Palmas, Zaragoza y Rayo Majadahonda) que sacaron al equipo de los puestos de descenso para ponerlo en playoff, por el que de nuevo lucharía hasta finalizar la campaña. Cervera, obviamente, repetía semana tras semana el equipo, que le iba como un tiro. ¡Si hasta mantenía a Brian Oliván!
Curiosamente, en esta racha, cuando más feo pintaba la cosa para Alex Fernández, que hasta entonces había jugado prácticamente todo, es justo cuando se anuncia su renovación hasta 2022, que venía enquistada desde hacía mucho tiempo, haciendo temer a muchos aficionados que el madrileño escucharía las ofertas que parecía que le llegaban de clubes de superior categoría. Un notición sin duda para el equipo. Poco después se anunciarán las de Cifuentes, David Gil y Manu Vallejo (otra vez), esta última de nuevo clave para su posterior venta.
En lo extradeportivo, los líos entre Vizcaíno y Pina, ya totalmente distanciados, continúan hasta tal extremo que el sevillano expulsa al murciano del club y de la junta directiva, en lo que, de largo, es el aspecto más feo de la entidad que en lo deportivo y lo social disfruta de una salud excelente.
Con el Cádiz encaramado ya en los puestos de playoff, y la permanencia muy cercana, en el mercado invernal el club, aunque sin decirlo, mueve ficha para ir a por algo más.
Empiezan primeros las salidas: Agra (devuelto al Benfica), Karim (cedido al Elche), Carrillo (Córdoba), las cesiones de Dani Romera y Perea y con estas, se producen fichajes, algunos de los cuales serían determinantes, destacando sobre todos el de Machís, un futbolista de unas condiciones estratosféricas, aunque algo irregular. El gravísimo problema de acierto de los delanteros lo suplió él con sus diabluras.
Además del venezolano, llegan Pacha Espino (que no resolvió el guirigay del lateral zurdo), Querol (que tuvo algunos momentos de brillantez pero sin resolver el problema de gol del equipo), Pantic (que ni siquiera llegó a debutar), Jovanovic (una apuesta de futuro que tampoco solucionó los problemas de gol del equipo) y Renella, otro nueve más que se quedó muy lejos de traer los goles que tanto se necesitaron en la segunda vuelta.
Además de todo eso, se confirma el fichaje de Manu Vallejo por el Valencia, que aún así militará, ya en condición de cedido, en el equipo cadista hasta final de liga. Seis millones de traspaso por un jugador que meses antes jugaba en Tercera. El colofón a una carrera meteórica que culminaría con la llamada de la selección sub21 para jugar el europeo. Un cuento de los que se llevan al cine, ganado a pulso con esfuerzo y talento.
Comenzaba la segunda vuelta, y el Cádiz, tras su despertar, empezaría, como otras temporadas, a dar la sensación de que iba con la gasolina justa, y cada punto que se ganaba se sudaba mucho, demasiado. Sin duda, la clave estuvo en la dramática bajada del acierto goleador de sus delanteros. Lekic no marcó en toda la segunda vuelta, Barco solo jugó un partido, Jovanovic no llegó a estrenarse, Renella solo hizo un tanto al igual que Querol, hasta Manu Vallejo pasó de anotar varias jornadas seguidas a hacer diana dos veces en todo el segundo tramo de competición.
Los amarillos tenían que ir tirando con las genialidades de un Machís que lo mismo destrozaba un día al rival, como pasaba otro en que no aparecía, los penaltis de Alex Fernández, las faltas y córners de Aketxe, las internadas de Jairo, y hasta goles en propia meta de algún rival. Es absolutamente imposible anticipar qué hubiera sido de este equipo si sus delanteros hubieran tenido un mínimo de acierto en esta segunda vuelta, pero no podemos dejar de preguntárnoslo.
Con estos handicaps, las victorias consecutivas en Tarragona y frente al Albacete dan al Cádiz los famosos 50 puntos que aseguran la permanencia. Es aquí, como en años anteriores, se abre el debate de si se debe ir a por más y cómo, se analiza el discurso de Cervera casi siempre conformista, y si el equipo, se deja ir.
La realidad es que a partir de esos partidos, en las trece últimas jornadas los amarillos solo sumarían dos victorias. Es verdad que tampoco pierde, pero como va dicho, le cuesta un mundo hacer gol y sumar al menos un punto en cada jornada. Y esos síntomas se acentúan cada semana que pasa. Parece que de alguna manera, los amarillos tocan techo cuando superan esa barrera psicológica de los 50 puntos.
Posiblemente el Cádiz se dejó el playoff en el mes de marzo. Con el Reus ya expulsado, el capricho del calendario quiere que los amarillos jueguen en Elche y luego encadenen tres partidos consecutivos en Carranza, contra equipos todos de la parte baja de la tabla, incluidos los franjiverdes. Por desgracia, los de Cervera cayeron en su visita a tierras ilicitanas, y luego empataron los tres partidos como local. Una pequeña decepción que no hizo que nadie se bajara del barco, pero que ya servía como aviso de ese progresivo agotamiento físico y mental del equipo que se le observa al cuadro de Cervera cuando le toca pelear por ascender.
Bien es cierto que nadie gana cómodo en la categoría, quitando a un Osasuna que se empieza a escapar, y el Cádiz consigue mantener siempre a tiro los puestos de playoff. El problema, de nuevo, no se trata de que los rivales fallen, sino de las sensaciones de ir ya en reserva que se le notan a los nuestros. El Cádiz no ofrece la misma fiabilidad, sobre todo en defensa, y Cervera, siempre claro, lo grita a los cuatro vientos. Denuncia que algo ha cambiado y la lucha parece estar negociándose. Sensación, de nuevo, que muchos aficionados parecen compartir.
Es cierto que a veces el equipo se revuelve, como en el empate a tres frente al Zaragoza (tras una debacle defensiva inicial que haría que Cervera se tirara de los pelos), pero son chispazos y genialidades tras quedar varias vergüenzas al desnudo.
En estas, llega el Cádiz al mes de mayo, donde se va a jugar las habichuelas. Un auténtico tour malet, donde se mediría a Málaga, Deportivo, Osasuna y Granada. Para este último tramo de competición el Cádiz recibiría el refuerzo de Fali, procedente del Nastic, gracias a la baja federativa dada a Pantic por su lesión, y que fue fundamental para tapar parte del roto del centro de la zaga, asolado de lesiones (Servando, Pantic, Marcos Mauro y varias semanas Sergio Sánchez, apenas pudieron estar en la segunda vuelta).
Las señales como decimos no eran buenas, pero fiel a su estilo, los de Cervera fueron sobreviviendo a cada partido sacando un empate contra todos ellos. El destino fue un poco esquivo y quiso que en el caso de los dos últimos (Osasuna y Granada), se midieran a los amarillos a un pasito de celebrar su ascenso en lugar de con este conseguido, lo que quizás, aunque nunca se sabe, hubiera hecho que se presentaran frente al Cádiz con menos tensión competitiva.
Se planta por tanto el Cádiz en la penúltima jornada dependiendo única y exclusivamente de sí mismo para entrar en el playoff. La victoria en el minuto 95 del Deportivo en la jornada 40 le obliga, no obstante, a pensar en ganar los dos partidos.
Nunca se sabe en fútbol como decíamos, porque se podría haber pensado también que el siguiente rival del Cádiz habría necesariamente de jugar con la cabeza en otro sitio. Y sin embargo, todo salió mal, y fue el Cádiz el que no estuvo. Hablamos del famoso partido contra el Extremadura en esa penúltima jornada.
Para empezar, el Cádiz pierde a sus dos máximos goleadores, Manu Vallejo y Machís, por los llamamientos de sus selecciones, una medida tremendamente injusta, en el tramo final de campeonato, para los equipos de Segunda que tienen internacionales, y para los que la liga no se para como sí ocurre en Primera. Había una posibilidad de que jugaran, pero el trágico fallecimiento de Jose Antonio Reyes, futbolista precisamente del cuadro extremeño, aplaza la jornada entera dos días, aniquilando así la última esperanza de Cervera de contar con sus dos hombres más peligrosos.
Lo normal es que el rival hubiera llegado a Carranza pensando en cualquier cosa menos en fútbol, después del trance que acababa de pasar, y de estar varios días llorando a su compañero perdido. Pero el Cádiz también salía perjudicado, quedándose sin Machís y con el estadio a medio gas al pasar de domingo a martes.
Pero lo cierto es que el equipo terminó de confirmar esas malas señales que venía mostrando toda la segunda vuelta. La evidencia de que no era el día llega con el gol del equipo visitante, de un rebote casi desde el centro del campo a un despeje de Sergio Sánchez. Inexplicable que entrara. Más inexplicable aún es que el Cádiz no consiguiera al menos el empate. Esta vez fue Mario Barco quien pudo dejárselo en bandeja a Querol, en una jugada de dos contra el portero, que el delantero marró entregando el balón al guardameta en vez de a su compañero. El enésimo ejemplo del mal hacer de los delanteros este año.
El Deportivo encima se empeñaba en darle vida al Cádiz, empatando en Elche, por lo que un punto habría valido para seguir dependiendo de sí mismos en la última jornada, haciendo que esta derrota doliera más y se viera como lo que era, un tiro en el pie, un petardazo. En la última jornada, el Cádiz cedía ese privilegio a los gallegos. Todo se perdió en ese partido, como muchos futbolistas reconocerían después.
Por si quedaba alguna duda de los síntomas que se venían viendo, los amarillos hacen un partido absolutamente lamentable en Gijón, en la última jornada, no solo no ganando para esperar el fallo deportivista, sino perdiendo ante un rival plagado de reservas y juveniles y que estaba loco por darle los puntos por aquello de, por si acaso, jorobar al vecino y eterno rival. Ni por esas. Bochornoso como en el gol sportinguista un solo jugador rival se adelanta a todo el mundo para anotar, y cerrar así la temporada cadista que otra vez, dejó al final un regusto amargo (como reconocía el propio Cervera) cuando había ingredientes de todo tipo para una gran celebración.
Dos derrotas en los dos últimos partidos, imposible presentarse a candidato a nada cuando antes de eso no se ganaba desde abril.
Con el tiempo, se valorará que se siga jugando en la LFP y que por tercer año consecutivo el Cádiz se salvara con mucha holgura y terminara peleando otra vez por acceder a ese playoff. Equipos como Córdoba, Nástic, Elche, Zaragoza, Tenerife, Numancia o Las Palmas y tantos otros, pasaron muchos apuros o descendieron de categoría cuando se suponía que tenían cotas mayores heredadas de otros años. Volvemos al principio, hay debate.
Terminamos el resumen con algunas notas adicionales:
- El club tuvo la elegancia de hacerle a Pepe Mejías el homenaje que se merecía como mejor jugador que ha dado nunca nuestra cantera, y en vida, cuando hay que hacerlos, poniéndole su nombre a una de las puertas del estadio Carranza.
- Antonio Navarrete es premiado por la LFP como el mejor delegado de la Liga 123.
- En la FPC se produjo un relevo en la presidencia tras una etapa de consolidación y normalización liderado de forma excelente por Fernando Arévalo, que sería sustituido por Juan Antonio García.
CREACIÓN FICHA: 26/06/2018
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020
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