Esta temporada el Cádiz rozó el ascenso con los dedos. Durante muchas fases del campeonato los amarillos dieron muestras de poder proclamarse, como mínimo, subcampeones y acceder así a la ansiada promoción para subir a Primera, pero una vez más, la afición iba a tener que seguir esperando.

Con el equipo aún pendiente de jugar el partido de vuelta de la eliminatoria a cara o cruz por una plaza en Segunda contra el Algeciras, Márquez Veiga ficha ya a Jose Luis Riera (que ha hecho un papel sensacional en el San Fernando) para el banquillo, sabido ya que Diego Villalonga no continuará en el club, pase lo que pase frente a los albirojos. La jugada les sale bien a ambos, pues, aunque con muchos apuros, el Cádiz logra imponerse a los del campo de Gibraltar.

El capítulo de fichajes, salvo alguna excepción, es la base de la excelente temporada que va a protagonizar el conjunto amarillo. El Cádiz recibe una buena inyección económica por el traspaso de García Verdugo al Real Valladolid, dinero que ayuda, prácticamente, a renovar el equipo completo, ya que este año llegan al Cádiz Adalberto, Abiétar, Eliseo, Hilario, Torres, Campón, Marquitos II, Torres, Urdiales, Paqui, Fata y Beke. Este último sería uno de los pilares del equipo. Además, refuerzan la plantilla a mitad de temporada Moro (del Recreativo), Rubio (procedente del Zaragoza) y Jiménez, que ya estuvo el año anterior y que es repescado nuevamente.

Aunque sin duda, el fichaje más exitoso de esta temporada es el del joven gaditano Miguel Sánchez, que milita en el Balón. A pesar de llegar ya en octubre, se proclama, al finalizar la campaña, máximo goleador del cuadro de Riera. Sus quince dianas bien lo valían, y su calidad le llevaría en el futuro a jugar en Primera con Deportivo, Oviedo y Granada.

Desde el primer partido (con victoria local sobre Las Palmas) el Cádiz mete la directa, y se coloca en los puestos de cabeza. Nunca en toda la liga cayó más allá del quinto puesto. Además, ver a los amarillos este año es sinónimo de espectáculo. Aunque no se sabe si a favor en contra. Esta campaña el Cádiz registra resultados muy abultados, ya sean victorias (6-0 al Jaén o 5-2 al Málaga) como dolorosas derrotas (8-2 en el campo del Hércules o un increíble 9-3 en la última jornada, en la visita al Mestalla).

A tres jornadas del final, el Cádiz cae con estrépito en el campo del Jaén, que se juega el descenso. A pesar del buen partido de los pupilos de Riera, éstos caen a falta de nueve minutos para el final. Esta derrota deja prácticamente sin opciones a los gaditanos, que no obstante, no se resignan y derrotan una semana después al Castilla. El resultado, no obstante, del Ceuta, finiquita cualquier esperanza.

Como nota adicional, relatar que ese año el Cádiz quedó emparejado en la Copa del Generalísimo con el Sporting de Gijón, con el que habría de jugarse nada menos que cuatro partidos: ida y vuelta, y dos de desempate, más una prórroga añadida. Además, el primero de éstos hubo de ser pospuesto por un temporal de lluvia en Madrid, donde habría de jugarse.

Una anécdota final, que refleja cómo era el fútbol entonces, y cuánto ha cambiado para peor en el aspecto ofensivo: leemos en Diario de Cádiz, un resumen de la temporada, en el que el periodista (Enrique García Movellán) se queja de que "en la delantera sólo se han dispuesto de siete jugadores: a Fata se le dio la baja, y dos de ellos se lesionaron, quedando ¡sólo cinco!. Los justos. ¿Se pueden con sólo cinco delanteros aspirar a algo?".

Quien pudiera tener hoy cinco delanteros en su equipo, y que encima fueran pocos, señor García.