Temporada convulsa donde las haya, y que estuvo a puntito de dejar huérfana de fútbol nacional a la ciudad de Cádiz.
El año anterior, el Cádiz FC, que dos temporadas antes había rozado con los dedos la Primera División, se da un batacazo tremendo, y desciende a Tercera División. La "espantá" de jugadores es obligada: Polo, Adorna, Núñez, Pollito Roldán, Bueno, Mariages, Cayuso, Fernández, Sánchez, Martínez, Valcárcel....El equipo amarillo pierde la práctica totalidad del plantel, y lo que es peor, el apoyo de casi todos sus aficionados. Las arcas están totalmente vacías y, una vez acabada la temporada regular, la actividad de la entidad amarilla, en los meses de abril y mayo, es prácticamente nula. Parecen los últimos estertores de un enfermo terminal.
Sin embargo el equipo titular gaditano no está del todo solo. El empuje de hombres como Luis Andrés Somavilla, que se proclama presidente (más por dejación del resto de la directiva) es fundamental para que el Cádiz no se muera de pura inactividad, pero lo cierto es que nadie termina de hacer que se retome el interés, que empieza a llevarse el éxito del Hércules Gaditano, que se proclama campeón en el Torneo Regional.
Parece definitiva la defunción del Cádiz en septiembre, pero in extremis, se producen varias reuniones entre las directivas cadista y herculina, y se acuerda fusionar ambos clubes, naciendo la Sociedad Hércules de Cádiz CF, que se inscribe en la Federación Sur, para competir en Tercera División. Celestino Ruiz Sáenz de Santamaría es proclamado presidente de la nueva entidad, que ante la premura que exige el cercano comienzo de la liga, decide dar la batuta de entrenador a Santiago Buiría, que ya terminó la pasada campaña como entrenador-jugador.
La tesorería del Hércules presenta un estado nefasto, y no se sabe de dónde se va a sacar dinero para fichar a los jugadores necesarios para competir con éxito. El traspaso del Pollito Roldán al Betis es la tabla de salvación del fútbol gaditano: su fichaje por la entidad heliopolitana reporta 17.000 pesetas, además de las cesiones de Pololo, Fernández "el antequerano", Andrés y Tomasín. Empieza a haber jugadores, y se hace caja para traer otros, como Espinosa de los Monteros, Picón, Bazán o Lari, que se irán incorporando en las primeras semanas de competición.
Los dos primeros partidos, si bien el Cádiz aún estaba con lo puesto en lo que a jugadores se refiere (los citados fichajes habrían de llegar a partir de entonces) ya fueron premonitorios de lo que habría de pasar: siete goles encajados en dos partidos, ninguno a favor, cero puntos. Así, sin comerlo ni beberlo, los de Buiría cierran la clasificación.
Tras el primer punto conseguido en casa frente al Algeciras, los amarillos caen con estrépito otra vez en Jaén (4-1). La prensa de la capital del Santo Reino es contundente: "a la pobreza de juego de los visitantes, opusieron los locales una actuación deslabazada". Y a pesar de eso, cayeron cuatro tantos. Ni que decir tiene que el Hércules va a seguir de farolillo rojo tras este resultado.
En la quinta jornada llega por fin la esperada primera victoria, una victoria cómoda por 3-0 ante el Linares que reactiva las ilusiones: "Ahí está el Hércules de Cádiz, flamante vencedor del Linares, en plena recuperación, reconocida por el más exigente aficionado". Tras otro traspiés fuera de casa, ahora en Tetuán, dos victorias consecutivas en Puerta de Tierra alimentan esta sensación de resurgimiento. Primero frente al Onuba, y luego, frente al Málaga, líder indiscutible. La victoria frente a los malacitanos representa el momento más feliz de la temporada: si se ha podido derrotar a un equipo que parecía invencible, puede que haya tiempo para salvar la campaña y empezar a pensar en el año próximo.
Muy poco habría de durar la ilusión. Una semana después el Córdoba borraba del mapa al Hércules, haciéndole encaja un serio correctivo: 5-0. A reglón seguido, los amarillos se vuelven de nuevo de vacío (como pasarían en todos los desplazamientos), esta vez tras caer por 1-0 en Coria.
El año 1943 termina con un empate en Cádiz frente a la Balona, y otra goleada como visitante, 4-0 en Algeciras. Para entonces, todas las luces de alarma están ya encendidas. Los primeros síntomas son las bajas que el club da a León y a Espinosa de los Monteros, por considerar que no están poniendo todo el entusiasmo que deben. Leemos en prensa: "puede asegurarse que El Trece, por su deficiente actuación ante el trío defensivo linense será sancionado severamente. No están los tiempos como para perdonar las inhibiciones. El Hércules de Cádiz exige a sus jugadores disciplina y entusiamo sin límites". No era la primera vez que el carácter díscolo del puertorealeño le traía problemas de esta índole.
No obstante, se mantienen aún esperanzas de que el Hércules pueda remontar el vuelo y salvar un segundo descenso consecutivo. El nuevo año, sin embargo, no trae vientos de cambio en el equipo amarillo, que empata en casa ante la Olímpica Jiennense, y vuelve a llevarse otra goleada como visitante, ahora en Linares (4-1). La prensa jiennense vuelve a mostrar la crudeza de la realidad cadista: "el Hércules es el peor equipo de cuántos desfilaron por Linares".
El cuadro entrenado por Buiría encara los cuatro últimos encuentros con el agua al cuello, aunque mientras haya vida, hay esperanza. El pulso por evitar la última plaza es contra la Balona. La primera final es en casa frente al Atlético Tetuán. Los locales no pudieron pasar del empate, mientras que los linenses sumaban dos puntos en su campo frente al Coria. La diferencia se estrecha aún más. Siete días después, todo queda igual: el Algeciras golea en derby campogibraltareño, circunstancia no aprovechada por los capitalinos, que caen también en Huelva, dejando una imagen muy pobre. Quedan dos jornadas y ambos equipos tienen los mismos puntos.
En la penúltima jornada, sin embargo, habría de decidirse todo. El Cádiz visita al Málaga, imparable líder que, a pesar de tener asegurada la primera plaza, no perdona y venga la derrota de la primera vuelta, haciendo encajar un severo 6-1 a sus rivales. Por su parte, los blanquinegros vuelven a ganar en su feudo, al Linares, por 3-1. El golpe es fatídico: dos puntos de ventaja y una diferencia de siete goles a favor (los cinco en contra que recibe el Cádiz más los dos de su propia victoria). Sólo un milagro puede salvar al Cádiz de ir a la promoción por eludir el descenso, milagro que no se produce.
El Hércules gana su partido, pero la Balona obtiene en Huelva el punto que necesita para asegurarse al 100% esquivar la última posición. Así que al equipo gaditano no le queda más remedio que afrontar una promoción fraticida. Es el castigo por el pésimo rendimiento deportivo, especialmente fuera de casa, donde no se sumó <b>ni un solo punto</b>.
Fuera de lo estrictamente deportivo las cosas no van mucho mejor. La afición da la espalda totalmente a un equipo que no le responde, y la tesorería está en fase terminal. Esto provoca marejada en la directiva, que dimite en el mes de enero, quedando Paco Mera como presidente del Hércules de Cádiz. El cambio, como ya hemos visto, no tuvo ningún efecto beneficioso en el devenir de la clasificación.
Tras concluir la liga regular, causan baja del cuadro capitalino Agabo, Pololo y Picón, fichando Vinuesa y Fermín (aunque ninguno de los dos permanecería lo suficiente para estar en la promoción de descenso). Sí estarían para la Copa del Generalísimo, en la que la escuadra amarilla elimina en primera ronda al Coria, pero luego cae, de nuevo a domicilio, en Huelva, pasando a la siguiente ronda el Onuba.
Así llegamos a junio, fecha en la que ha de celebrarse la temida promoción, frente al Melilla. La ida se juega en el Alvarez Claros, y otra vez más, los gaditanos son incapaces ni tan siquiera de empatar. El resultado cosechado es pésimo, 3-1 en contra. Todo queda para una heroica remontada en Mirandilla.
A pesar de los intentos de club, prensa y autoridades, como hemos dicho, la hinchada está muy desencantada, y pocos son los que se presentan en el campo para intentar animar la remontada. En el primer minuto marca Constancio, lo que lleva algo de esperanza a las gradas. La alegría apenas dura un minuto, lo que tardan los visitantes en empatar. A la media hora los azulinos hacen el segundo, y ahí termina todo.
En un partido durísimo, Vidal es expulsado, y posteriormente, Constancio, al no serle señalado un penalti, ni corto ni perezoso, se dirige al colegiado y le propina un sensacional puñetazo, que le parte algunos dientes.
La escena no podía reflejar mejor el descalabro cadista, que con aquello daba carpetazo a sus mejores años, dando con sus huesos en categoría regional.
CREACIÓN FICHA: 08/01/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 11/12/2017
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