Nuevamente el cadismo tuvo que sufrir la deshonra y el mazazo de un descenso, el tercero en tan sólo cinco años. Por primera vez en toda su historia, el Cádiz no conseguía mantener la Segunda División tras ascender.
Pero la verdad es que fue algo ganado a pulso desde casi el primer mes de competición. La planificación de fichajes en verano fue absolutamente desastrosa, algo que posteriormente se fue confirmando. Javi Gracia, artífice del ascenso anterior, ya lo advirtió: si para cada fichaje solicitado le traían la tercera o cuarta opción, poco se podría hacer.
El fichaje estrella del verano fue sin duda el del exinternacional Diego Tristán. Aunque como va dicho, ni cuerpo técnico ni afición quedaban muy convencidos con las altas que se iban registrando. Y eso que el último día del plazo de fichajes llegaron Ogbeche y Nano.
Desde el principio el rendimiento del Cádiz deja mucho que desear, y el cuadro amarillo se instala en los puestos bajos de la clasificación. Cada gol cuesta un mundo, pero sin duda, lo más preocupante, es la endeble defensa del conjunto cadista. Cualquiera que le apriete las tuercas a la zaga amarilla saca petróleo. Incluso un Castellón que terminaría descendiendo como farolillo rojo por una gran diferencia de puntos, se permite el lujo de meterle cuatro al Cádiz CF.
En la jornada 17 el Cádiz entra en posiciones de descenso. El equipo no reacciona, no saca más que pobres empates, y pierde en Carranza con el Nástic. La cabeza de Gracia parece sentenciada, pero el fichaje de Bogunovic retrasa la ejecución del técnico vasco una semana. Tiempo justo para que los amarillos reciban otra goleada, esta en San Sebastián, y esta vez sí, Antonio Muñoz pone de patitas en la calle a Gracia.
El presidente recurre a un antiguo conocido como Víctor Espárrago para intentar salvar a un equipo sin alma, que se pasea por el campo sin identidad, débil, que ante el más mínimo soplido se derriba como un castillo de naipes. El uruguayo es recibido con honores en Carranza.
El temor respecto a que los fichajes apenas mejoran lo que ya había se ha confirmado tras casi una primera mitad de competición. Jaume Costa y Diego Tristán no cuentan para el técnico, Alvaro Silva es titular pero no aporta seguridad a la defensa, Arriaga y Velasco son cedidos a equipos de Segunda B, Zlamal es una broma de mal gusto que tras su "exhibición" en Girona, no volverá a jugar más, y Nano y Abraham tampoco terminan de despegar. El único que parecía aportar algo diferente, Ogbeche, se lesiona de pubis y las semanas pasan sin que se adivine cuando volverá a estar disponible.
La apertura del mercado invernal parece que será la solución a los males cadistas, pero en otra vuelta de tuerca de la dirección deportiva y la directiva, la oportunidad de mejorar el equipo se tira a la basura con los fichajes del mencionado Bogunovic (segundo jugador con menos minutos disputados en toda la competición, no llega ni a 100, Radomir Antic dijo de él cuando se anunció su fichaje que el Cádiz firmaba "al nuevo Mágico"; ya en aquel momento la comparación sonaba blasfema, pero ahora en junio merece una sanción FIFA al técnico yugoslavo) y de Ramis, que tampoco aportó mucho más, y que se crucificó él mismo fallando goles cantados.
La llegada de Espárrago produce un espejismo en forma de victoria en Soria, que se disipa rapidamente con los posteriores empates en Salamanca, derrota estrepitosa en Carranza por 2-4 frente al Levante y en Córdoba por 1-0. El gol de los cordobesistas resume por sí solo lo que ha sido la desastrosa campaña de los cadistas en defensa, auténticas hermanas de la caridad.
El técnico uruguayo, que siempre se ha caracterizado por tener las ideas claras, muestra claros síntomas de estar perdido y de no saber de donde sacar mayor rendimiento de una plantilla que se muestra, con toda crudeza, muy cortita. Se ha querido seguir en Segunda con el equipo de Segunda B, y la racanería se paga, muy cara.
Jugadores que pasan de la grada al once titular y viceversa, como ocurre con Nano, Mansilla,...Se dan palos de ciego, pero la sangría de puntos continúa imparable.
Especialmente dolorosa y significativa es la derrota en Huelva. El Cádiz se adelanta frente a un equipo que es un manojo de nervios. Dispone de un penalti para anotar el 0-2...y termina perdiendo 2-1. El mismo Espárrago, imagen totalmente inusual en él, es el espíritu del pesimismo y la derrota en sala de prensa: "si no hemos ganado hoy, ya no se cuando lo haremos".
Una semana después parece que el descenso se confirma, cuando los amarillos reciben a un rival directo como el Albacete, que se adelanta con 1-3. El público explota, a pesar de los tres puntos. Increíble, pero sería la única vez que una afición desencantada y harta de tantos palos en estos últimos años, mostraría su disconformidad. Pitos a Muñoz, que responde con una de las imágenes del año: sacando los cuernos a los aficionados que le reprenden. Sorprendentemente, los de casa dan la vuelta al marcador y consiguen una victoria épica que da alas.
Aunque de forma pobre y anodina, el Cádiz inicia ahí una recuperación de resultados en casa, que mejoran su situación clasificatoria. Espárrago parece que por fin va encontrando su once ideal, al que vuelven figuras que parecían ya perdidas para el cadismo, como De La Cuesta, Raúl López o Fleurquin. La entrada de Dani Miguelez como titular bajo los palos, la recuperación para la causa de Diego Tristán y Ogbeche, y la participación, cada vez más importante, de Abraham y Jaume Costa también son fundamentales para explicar el cambio y la transformación que sufre el once amarillo. Fuera de casa el equipo sigue sumando ridículo tras ridículo, pero en Carranza, los puntos empiezan a quedarse en lugar de volar.
El Cádiz aprieta los dientes en mayo, y completa un sensacional mes, coronado, por fin, con una victoria a domicilio, en Tarragona. El Cádiz, por primera vez en mucho tiempo, sale de los puestos de descenso, y encara el final de liga con unas posibilidades que parecían imposibles hace apenas unas semanas.
Sin embargo, cuando mejor lo está haciendo, el equipo cava su propia tumba. Frente a la Real Sociedad en Carranza, el once cadista sale derrotado y acomplejado de antemano, y los txuri urdin barren a una escuadra que estaba más pensando en el trascendental partido en Huesca de siete días después. Primera ocasión perdida.
Llega el duelo del año en El Alcoraz. Semana cargada de polémicas por las pocas entradas que el club blaugrana manda a Cádiz. En un partido muy parecido al del Nuevo Colombino, los amarillos se adelantan en el marcador para, posteriormente, mostrar una actitud cobarde, y dejar que el cuadro aragonés remonte el resultado, aún a pesar de sufrir una expulsión faltando media hora de partido. La imagen del equipo es de total vergüenza, impropia de profesionales, indigna de la camiseta y del escudo que llevan. Cuando mejor lo tenía, el Cádiz vuelve a posiciones de descenso, y tiene que esperar que otros campos hagan los deberes por él.
En la última jornada, el cuadro gaditano vence con claridad al Numancia, pero así lo hacen también el resto de implicados. Los amarillos necesitan dos resultados positivos, pero sólo falla el Real Murcia, el único que se medía ante otro equipo al que también le iba la vida en ello. El resto ganan cómodamente sus encuentros, y la afición, que no protesta ni recrimina nada a nadie, se ve abocada a la categoría del barro, de la desolación, de la miseria, la miseria que sólo trae más miseria.
Para poner la guind al pastel, acabado el choque con el Numancia, la directiva presenta en bloque su dimisión, pero no anuncia venta de acciones, por lo que el poder lo seguirán ostentando los mismos. El cadista, ese ser concebido para sufrir.
CREACIÓN FICHA: 30/08/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020
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