Temporada de emociones fuertes, de muchísimos altibajos, y en la que pasó prácticamente de todo. Y todo, con el fantasma de la guerra civil haciéndose día a día más grande.

Luis Arroyo Crespo es el presidente cadista, que nombra a Jose Rey como técnico del club. El mandamás cántabro, gran defensor del fútbol amateur, mantiene un equipo "reserva" para el Mirandilla. Los pilares del equipo serán nombres Omist, Santiago Núñez, Espinosa de los Monteros, Vela, Sosa, Casti, Ayuela o Gomar.

A modo de resumen, contaremos que el titular gaditano disputa el campeonato superregional, midiéndose a Recreativo de Granada, Sevilla, Xerez, Betis y Malacitano, quedando colista, por peor goal-average con los malagueños, contra los que empatamos en el último partido.

Pese a todo, el equipo azulgualdo es incluido en el grupo III de la Segunda División, donde se medirá a rivales similares, a saber: Recreativo Granada, Xerez, Gimnástico Valencia, Levante, Elche, Malacitano y Murcia.

Desde la primera jornada, se ve que el conjunto gaditano va a sufrir de lo lindo. En el partido inaugural se lleva una tremenda goleada en el campo del Levante (7-2), y en los seis primeros partidos, sumaría únicamente dos puntos, conseguidos en casa frente al Gimnástico Valencia. Dos partidos seguidos en Ana de Viya, frente a Malacitano y Levante (cambio de primera a segunda vuelta) saldados con sendas victorias hacen renacer la esperanza, que vuelve a tornarse decepción tras las derrotas en las visitas a Murcia y Gimnástico, y el empate en casa frente al Granada.

De nuevo dos partidos consecutivos como local, ahora frente a Elche (ganado con gran goleada 6-0) y Xerez, terminan con resultado favorable, abriendo la puerta a la esperanza. Queda un único partido, en el campo del Malacitano. La directiva, para tan trascendental encuentro, echa el resto: despide al entrenador, dándole la responsabilidad al guardameta Omist de dirigir al equipo, y promete jugosas primas.

La clasificación, antes de jugarse esta jornada final, está en un puño: Gimnástico Valencia tiene 13 puntos, y está casi salvado. Le siguen Mirandilla y Recreativo Granada con 11, ambos dependen de sí mismos para permanecer en categoría nacional. Cierran la tabla Elche y Malacitano con diez puntos. Así pues, los nuestros, que se la juegan frente a un rival directo, se aseguran la permanencia con una victoria, o con un empate, si el Elche o el Recreativo de Granada pierden.

Pero un equipo que había perdido todos sus partidos a domicilio, no se iba a transformar de la noche a la mañana, y volvió a hacer lo propio en la capital costasoleña, cayendo con estrépito por 4-1. Elche y Granada imitaban a los gaditanos, pero el mejor goal-average salva a los granadinos.

La tormenta que se desata en Cádiz tras la derrota es tremenda. Cruces de acusaciones entre secretario técnico (Díaz de Tuesta), portero y entrenador (Aurelio Omist) y el delegado de la expedición (Cobos).

Por último, se disputa la fase previa de la Copa, y de nuevo el Malacitano hace de verdugo (por tercera vez en esa campaña) al vencer en el partido decisivo a los azulgualdos, a los que les bastaba el empate. El billete para disputar la Copa de España se va para Málaga.

Todo esto desemboca, en última instancia, en la dimisión en bloque de la junta directiva, poniéndose así fin al mandato de Arroyo Crespo.

En marzo, se nombra nueva directiva, encabezada por el inolvidable López Gazzo, que remueve Roma con Santiago para que el Federación mantenga al equipo en categoría nacional, alegando que se había hecho mucha más taquilla que en otros clubes mejor clasificados (como vemos, viene de largo que la afición esté muy por encima de sus jugadores). Pero todas sus reclamaciones fueron desoídas.

Termina la temporada (24 de junio de 1936) con otro hecho importantísimo, y es el cambio de denominación, de Mirandilla a Cádiz FC, erigiéndose así como club representativo de la ciudad. Se decide, así mismo, mantener los colores de la bandera y el uniforme. Malos tiempos para estrenar nombre: apenas un mes después, se producía el levantamiento de Marruecos.