Sensacional temporada de los pupilos de Jose Luis Riera, que cumple su tercera temporada al frente del club, al final de la cual marcharía al CD Málaga, que le hizo una oferta imposible de rechazar.

Esta vez sí, el Cádiz acierta de pleno con los fichajes. Especialmente el del peruano Mosquera. Este fichaje, sin embargo, llegó envuelto en polémica, ya que hubo muchos equívocos con respecto a su edad. Pero pronto nadie se acordaría de aquello.

 

Junto a él, llegan jugadores importantes como Abietar, los porteros Bermúdez y García II (también procedente del Atco. Baleares, como Mosquera), Gerardo Clarés, Manuel Almagro, Llona, Tobalo o Luis Aragón, todos ellos con mucha calidad, y algunos de los cuales dejarían una impronta inolvidable en la historia del club.

Con estos mimbres, Riera sólo tiene que poner en práctica su buen hacer para sacar el máximo rendimiento a los suyos. Los gaditanos comienzan haciendo pleno en sus cinco primeros partidos, lo que desata la "cadizmanía" en la ciudad. La afición recibe con vítores y aplausos al equipo a la vuelta de su partido en Melilla en la cuarta jornada.

El espectacular comienzo pone a los amarillos en órbita, y lideran la clasificación durante varias jornadas. Sin embargo, mediada la competición, el equipo pierde fuelle, especialmente fuera de casa, donde se vuelve excesivamente vulnerable. Desde la jornada 11 hasta el final de liga, los de Riera sólo suman dos puntos a domicilio, y encajan algunas goleadas escandalosas, como el 5-0 en Elda (que sería vengado con saña en la segunda vuelta, con un 6-0 en Carranza), o el 7-2 en Vallejo ante el Levante. Este último partido resulta clave, y es que, de haberlo ganado, los amarillos habrían acabado igualados a puntos con los valencianos, que, a la postre, quedaron subcampeones, accediendo a la promoción y eliminando en la misma al Deportivo de la Coruña, lo que le valió el billete a Primera.

En cualquier caso, queda para la historia esta temporada con un record imbatible, ya que los amarillos ganaron absolutamente todos los partidos en Carranza, y por la participación del morenito Mosquera, cuyo bajón en la segunda vuelta explica también que el Cádiz no pudiera dar el arreón final para engancharse a la lucha por el ascenso. Junto a Manolo Soriano y Bolea, formó un tridente letal que hizo las delicias de la hinchada.